21 de julio de 2006

El Gran Concepción y la Gran Lluvia

Las últimas semanas me perdí, y sólo me alcanzó para exclamar, como tantas otras personas de acá de mi región, que el río Bío Bío (Octava Región de Chile, a 500 kilómetros al sur de Santiago) alcanzó cotas históricas.

Tengo mucho que decir acerca de todo. Primero, que nuestros tres puentes sobre el río son como los volcanes de "El Principito": dos funcionan, y el otro está inactivo, pero está ahí a punto de ser usado siempre, porque..., ¡nunca se sabe!. Segundo, que el río, en su camino al mar, nos terminó asustando a todos, considerando que con sólo cincuenta centimetros más hubiera llegado al nivel de los puentes fluviales con que contamos. Tercero, que Concepción colinda con otras comunas, que tras la crecida del caudal, resultaron tremendamente afectadas, no sólo por la pérdida de viviendas y enseres, sino también por las pérdidas humanas. Chiguayante fue golpeado tremendamente, y hago alusión directa a los bomberos muertos bajo el alud de barro que cayó del cerro. Una gran parte de Hualqui quedó bajo el agua. Las fotos aéreas y de las calles de Concepción son una clara muestra de lo que vivimos invisiblemente hace tan solo una semana.

No contaría la historia completa si dejo de comentar el volumen de agua caída: 180 milímetros de precipitaciones en apenas 48 horas. ¿Si antes llovía así por estos lares?. Claro. Si no, miren lo que dice la Dirección Meteorológica de Chile, con respecto a la climatología de la Octava Región:
b. CLIMA TEMPLADO CALIDO CON UNA ESTACION SECA CORTA (MENOS DE 4 MESES).
Comprende la mayor parte de la Región, extendiéndose también desde la costa hasta la cordillera. La principal característica es una estación seca más corta, que alcanza 4 meses en Concepción, 3 meses en Coihueco y sólo un mes en Diguillín. Las precipitaciones son más abundantes que más al norte y varían desde unos 1.000 mm anuales al oriente de la Cordillera de la Costa hasta más de 3.000 mm en la cordillera, mayormente de carácter nival, pasando por 1.100 mm en Concepción, 1.140 mm en Talcahuano y 1.300 mm en Los Angeles y Mulchén. La precipitación de los meses de mayo a agosto, equivale a un 65% a 70% del total anual, lo que indica que el agua caída de la época de primavera y otoño es importante. En los meses de verano, diciembre a febrero, sólo llueve un 5% a 6% del total anual. El efecto que produce la Cordillera de la Costa, se nota aunque debilitado en esta Región, al observar los registros anuales de Concepción y Talcahuano, que superan los 1.100 mm y en cambio en Yumbel, detrás del cordón costero pero más al sur, ligeramente se superan los 1.000 mm.

Según la misma fuente, a estas alturas del año 2005 había llovido más todavía (según los datos de hoy, 20 de Julio de 2006, han caído 825 mm., lo normal es 655, y el año pasado a la fecha habían caído 905). Claramente, los estragos no fueron iguales el año pasado. ¿Por qué? ¿Qué cambió esta vez?

En realidad, no mucho. El foco esta vez se dignó a aparecer, y a mostrar (o sobre-explotar) los "dramas humanos" sin ningún tipo de censura. Un ejemplo aparte del de los bomberos: a un carabinero se lo llevó el río, no una vez, sino todas las veces que pudieron repetirlo en todos los canales de televisión. Y ahora, en las labores de rescate, murió otro miembro de la policía...

¿Pero fue eso lo que marcó la diferencia? Yo creo que no.

Me parece que la diferencia es que, innegablemente, las represas hidroeléctricas de Endesa (Pangue y Ralco, varios kilómetros río arriba) están detrás de esta masacre. Porque la lluvia no ha cambiado, y lo que cambió fue el flujo de agua de nuestro río, aumentado por la apertura de las compuertas de los embalses. Yo creo, humildemente, y lamentablemente sin ninguna prueba técnica, que la deforestación de los cerros cercanos a Chiguayante y Hualqui, el reemplazo por plantaciones de pino, y la consiguiente erosión del suelo, es un factor coadyuvante importante en la configuración de toda la tragedia vivida.

Lejísimos de acá, en Aysén (Región Undécima, más al sur aún que Concepción) ya están tratando de manifestarse por las pérdidas de viviendas, sembradíos y todo lo demás asociado. Muchos parlamentarios aprovechan los focos para ponerse del lado de los afectados. Acá en Concepción, ya hubo manifestaciones frente a la Intendencia, la mismísima sede del Gobierno Regional frente a la Plaza de la Independencia (aunque eso es más o menos habitual). Y en Lota y Coronel las subidas de agua también generaron consecuencias, especialmente en Colcura.

No sería bueno que las voces perdieran fuerza, no señor. Si así fuera, la lluvia y a inundación se convertiría en otro hito noticioso sin importancia. Y las noticias que pasaron por debajo y sin propaganda (la dudosa aprobación de un nuevo Casino de juegos para Talcahuano, las conexiones de Pinochet con el narcotráfico, las reformas económicas en curso...) se habrán aprovechado de nuestra mirada nublada por el llanto y la lluvia.

Entonces, a la acción blogger. Que esto no se quede acá, y escribamos nuestras opiniones al respecto. Hablemos con amigos de este asunto, para que la muerte de aquellas personas bajo el barro no sea en vano. Alguien (o un gran grupo humano si se puede, sin intereses comprados o arrendados), tiene que hacer algo para detener el actuar criminal de quienes nos han alterado el paisaje.

Desde la Abadía

Ricardo I.


PS: Saludos a Conce.net, que ha canalizado la ayuda para los damnificados, y saludos también a Inundaciones Conce 2006, y que ojalá los comentarios de todos sirvan como crisol para mantener el tema vigente. Se recibe ideas para que la noticia no muera. R.

16 de julio de 2006

Hubble


Tenemos testigos lejanos.

Somos protagonistas de una travesía impersonal que se desarrolla lejos, muy lejos de aquí. Somos un pueblo pequeñito, una mínima aldea entre trillones de millones de galaxias. Somos parte de imágenes sin nombre que hemos terminado nombrando y clasificando, solamente para disminuir nuestro temor ante el vacío.

Monocerotis, el cuerpo con forma de Firefox, es un ejemplo claro. El Hubble lo divisó hace tiempo ya. Pero acá hemos creado algo que se le parece y que ya tiene nombre. No es casual, ni intencional. Es la reproducción de lo más pequeño en lo más grande, lo tremendo y lo improbable sucediéndose a muchos años luz de distancia.

Tenemos testigos lejanos.

Desde la abadía.

Ricardo I.

Rabia

Tengo rabia. Tengo la rabia larga y la alegría del comienzo. Y lloro de ver a mi padre temer y de ver a mi madre entrever. Porque la rab...