27 de septiembre de 2016

Y quitémosle candados al placer

Sexo.
Y el "país" tiembla.
Sexo.
Y otra vez este siglo se transforma en XIX.
Sexo.
Y se conciben tantos sin educación, y se enferman tantos sin educación, y se contagian y mueren y pervive la ignorancia.

A todos quienes repudien el manual de sexo, les sugiero coherencia: quiten el móvil a sus hijos. Un toque y pueden ver porno. Sin pagar. Sin filtros. Sin molestos padres pechoños oponiéndose.
Y quiten internet de casa.
Y clausuren matinales y farándula y vespertinas y censuren los comerciales de bebida alcohólica y a las promotoras de lo que sea. No sea cosa que descubran el sexo por casualidad.
A todos los demás: quitémosle candados al placer.

100 Preguntas sobre sexualidad adolescente

15 de septiembre de 2016

Canciones de (Víctor)ia

Yo no tenía voz, viajaba entre paredes,
andaba por las calles sin ver con los oídos,
y quedaba una estela sin ecos a mi paso.
Sentía que había algo detrás de los rumores,
una como presencia de cantos en las cosas:
silencio era este viaje de guitarra dormida.

Me faltaba un dolor para alcanzar el grito,
una bandera herida o una espantosa lágrima
que llegara a la tierra trizándome la vida.
Así que vagamente entonaba palabras:
latidos sin bordonas, alaridos sin luto,
invocando tinieblas o nubes desterradas.
Entonces de repente sobrevino tu muerte como una campanada.
Y subí hasta el poema para encontrar tu boca y hablar por ella ahora.
Pensar que eras amigo de tanta sed viajera
que juntos nos hicimos canción de llamarada
y corrimos al viento con las manos abiertas.
Pensar que recorrimos la antorcha más unida
cuando tú nos traías un día de noviembre
melodías de arado y rezos para el alba.
Ahora estás callado cantando lo de siempre
subido a tu estandarte con balas en el pecho
compartiendo la herida la lágrima del pueblo.
Aquí tienes palabra para volver al día,
renuncia a tu nocturno recinto dolorido,
y que se queden muertos los que te dispararon.
Toma mi voz entonces,
hagamos con tu sangre venganza y poesía.
Vistámonos de patria,
callémonos cantando
canciones de (Victor)ia.

11 de septiembre de 2016

Nada está olvidado

Algunos libros dirán que fue una mano contra la otra. Mencionarán al pasar que la máquina de matar humanos se alzó contra su propio país. Los más documentados dirán que el Imperio puso orden a su provincia más lejana, en mitad de la insurrección. Y habrá razón y sentido en todo eso.
Hay una película chilena llamada Machuca que resume en una escena terrible y sencilla de qué se trató: Chile sufrió (y sigue haciéndolo hoy) en el enfrentamiento entre quienes tenían mucho, los que tenían algo y la incalculable masa que tiene nada. El poder no quiso (no quiere) desequilibrios, y está entretejido con la base más cruda de su origen, que es la diferencia de clases y la segregación.
Pero eso es para los historiadores y sociólogos. En el vivir cotidiano, fue miedo y dolor. A la hora de bajar a la carne, fueron horas de anestesia e inseguridad bañadas en desasosiego. Todavía lo siento y me apreta el alma. Valga esta memoria estampada en mi cuerpo por todos aquellos que seguirán buscando respuestas sin descanso.
Nada está olvidado.

Rabia

Tengo rabia. Tengo la rabia larga y la alegría del comienzo. Y lloro de ver a mi padre temer y de ver a mi madre entrever. Porque la rab...