29 de noviembre de 2005

Los primeros libertarios

Estuvimos tratando de sacar más fotos a Alonso, y casi lo conseguimos. Es que los gatos son demasiado libres como para encuadrarlos de buenas a primeras en una maquinita que para ellos es invitación a oliscar o "atacar" lúdicamente. No se puede mucho, porque después de todo ellos son los primeros libertarios.

La mejor Estatua de la Libertad no es una escultura monumental rodeada por la mar, ante el Battery Park de Nueva York. La mejor Estatua de la Libertad es un gato sentado en el que hasta que llegó a casa creíamos que era nuestro sillón preferido. Vamos, en su sillón. Los gatos saben siempre escoger el lugar matemáticamente exacto donde causan más molestias a quienes, qué ilusos, se creen sus amos y que acaban comprendiendo que la mejor regla de urbanidad que hay que mantener en nuestras relaciones caseras con estos personajes es la paciencia.

El gato es un monumento a la independencia. Cada gato es Simón Bolívar y el General San Martín en una sola pieza. A un gato no se le puede enseñar a coger una pelota, porque no admite amos ni reconoce dueños. El gato desaparece cuando quiere, vuelve cuando quiere. (...)

Los gatos, jacobinos, librepensadores, revolucionarios, ácratas, destronan reyes a cada instante y ocupan sus tronos en forma de sillón favorito. Libertinos ejércitos siempre en combate, invaden incluso los más secretos rincones del vestidor donde la hasta entonces dueña de la casa creía que guardaba a buen recaudo sus pañuelos de seda o sus bufandas de lana, tan cálidas para dormir una siesta sobre ellas. El gato lleva dentro una Guía Michelín que le dice sin error posible dónde están los tres soles del lugar más confortable de la casa.

Nadie ha podido domeñar a un gato, amaestrarlo con domas y habilidades. Nadie ha podido apacentar un rebaño de gatos. Nadie ha transportado cargas en recuas de gatos, ha logrado que los gatos tiren de carruajes, arrastren trineos por la nieve o corran en disputa para que los hombres se jueguen su dinero. No ha habido titiritero capaz de hacerlo bailar sobre dos patas al son de un tambor.


Alguien que ama a estos felinos (como yo) ha escrito esta entretenida apología, de la cual presento un extracto. El texto completo se puede ver aquí. Las fotos conseguidas, las publico mañana miércoles.

Saludos a todos.

Ricardo I.

26 de noviembre de 2005

Guía para el gato novato

Una guía para gatos novatos. Es que con Alonso..., es entretenido vivir todo esto de nuevo...
1. Si una persona está ocupada y otra no, siéntate sobre la primera.

2. No permitas puertas cerradas en ninguna habitación de la casa. Para lograr que abran una, siéntate frente a ella y golpéala con tus uñas delanteras. Una vez que te abran la puerta, no es necesario entrar. Resérvate siempre el derecho a cambiar de opinión.

3. Duerme lo suficiente durante el día, así estarás con las baterías cargadas para jugar a tope entre la 1 y las 4 de la madrugada.

4. Si te llaman haz como que no oyes, pues todos los gatos son romanos, o los romanos son españoles, los españoles son en realidad suecos, los suecos son alemanes, los alemanes son franceses, etc.

5. No permitas que tu gente se abandone los domingos por la mañana al sueño. Ronronea como una segadora junto a su oreja mientras les mordisqueas el pelo (esto hace un ruidito sumamente denteroso) y si persisten, paséate por encima de sus cabezas procurando pisarles los ojos y la boca.

6. Un minuto antes de que tus dueños se vayan a dormir, escóndete y no respondas bajo ningún concepto.Chat noir

7. Cuando no te hagan caso en la mañana, porque están atrasados para ir al trabajo, tira la planta mas alta de la casa y rompe el tiesto en la caída. Les encantará, además, como van atrasados, ni les dará tiempo a recogerlo. Después un humano se encargará de decirle al otro humano que fue el viento. Así nunca te castigarán.

8. Sal a recibir a tus amos al balcón o al borde de la ventana, cuando salgan del auto sube a la barandilla y maúlla para llamar su atención, (esto les gusta sobre todo si vives más arriba de un 2º piso), verás como te llaman y te saludan a gritos.

9. Si oyes comentar: "hoy mi gato me ha dejado acariciarlo 3 veces...", toma cuenta, es demasiado. Practica durante 20 días, el bufido desgarrador ante cualquier ademán. Incluso si lleva jamón en la mano... No desdeñes ser contradictorio: ahora sí, en el medio del prado no, en la punta del sur sí, bajo el auto no, tras el ficus si,...

10. Por supuesto, al otro humano que viva contigo procura permitirle todo lo que te dé la gana. De esa manera fomentarás los celos entre ambos, y sacarás partido.

11. Entretén a tu gente cuando se estén bañando. Mete la cola y las patitas en el agua de la tina y luego paséate por el borde (esto es particularmente emocionante si la tina es antigua y tiene el borde curvado), con las patitas mojadas amaga continuos resbalones en el borde curvo, así el bañista estará realmente interesado en saber en que momento vas a caer a la tina convertido en una motosierra de zarpas desgarradoras de su piel desnuda.

12. Si te dejan fuera del baño y no te abren por más que grites y arañes la puerta, aprovecha para experimentar la fuerza de la gravedad con todos los adornitos del mueble del pasillo.

13. Si eres macho, nunca les marques el territorio, ni faltes de casa más de 2 horas. Si no, te llevarán a un hombre vestido de blanco, y jamás volverás a darle un gustazo a ese cuerpo serrano que tienes.

14. Cuando te monten en un auto, compórtate como un psicópata. Verás como nunca más te sacarán de tu territorio y de tu camita.

15. Si tienes que vomitar, salta rápidamente a una silla. Si no te alcanza el tiempo, vete a la alfombra.

Saludos a todos.

22 de noviembre de 2005

Claro, porque no puede ser de otra manera.

Asimilo tesoros con estas luces. Pálidamente, el desierto me sonríe.

Son días góticos estos, o tal vez de una calma inusitada y ojival que me recuerda aquellas torres vistas en una enciclopedia hace años. Lo más lejos que he llegado es hasta el centro de esta América sureña, así es que no sabría decir mucho más que. Sé que si apuesto pierdo todo, porque el escenario no es acogedor, e invita a desprenderse.

Y eso es lo que quiero.

Que me perdone la noche, la niebla, las gargantas que esperan que grite por ellas, las sonrisas aledañas y las tristezas simbólicas (otrora calladas o eternas). Esta vez no habrá más callejón que el de un irreconciliable enmudecer de paisajes. Una candente señal o milagro se muestra en plena algarabía. Es la hora de la revelación.

Soy feliz, eligiendo la aurora. Soy feliz, porque elijo que mis recuerdos sean la cura de todas las heridas, no la causa de toda la pena. Soy feliz porque he sido sincero con mi presente, mi pasado, lo que me espera.

Soy feliz, simplemente. Claro, porque no puede ser de otra manera.

Saludos a quienes han sido y siguen siendo parte de esta eternidad.

Ricardo I.

19 de noviembre de 2005

Oportunidades y derechos. Satisfactores y necesidades.

Recuerdo claramente que alguien me mencionaba, mientras veía la noticia del lanzamiento de "Mi Primer PC" por parte del gobierno, que era un poco cruel ver a niños subnutridos en India o en África recibiendo computadores o notebooks en lugar de comida. La misma persona, cuando escuchó la idea de que gran parte del problema de la pobreza se podría amortiguar facilitando el acceso a internet o a telefonía móvil en población de escasos recursos, me comentó "claro, ahora van a ponerse de acuerdo por mail pa' transar la droga...".

Luego de la rabia y la sorpresa, consideré que a estas alturas no debiera extrañarme, porque sucede muy a menudo cuando el tema "pobreza" sale a colación: un grupo de personas piensa que los pobres son inválidos que necesitan asistencia, otro grupo de personas piensa que son lacras sociales asociadas indefectiblemente a temáticas como el tráfico de drogas o la delincuencia, y otro grupo de personas mezcla un poco de ambas alternativas.

Y también sé que hay personas que no se encasillan en ninguno de estos grupos. Personas que sospechan que quebrando las lógicas de la imposibilidad y de los peligros, se puede conseguir cambios de largo alcance en la estructura social.

Pero en fin. A donde quiero apuntar es a otra cosa: creo que cualquier consideración de aplicación de estas ideas "revolucionarias" (o de otras similares) requeriría de un análisis de las oportunidades que se le pretende otorgar a las personas en situación de pobreza, y de las necesidades que se pretende satisfacer. Porque el discurso público dice que, para que las "necesidades de la gente" sean resueltas, debemos otorgarles "oportunidades". Suena de una lógica aplastante. Con las oportunidades adecuadas, cada uno podría llegar a cubrir sus necesidades fundamentales: necesidad de vivienda digna, de salud, de educación, etc.

Yo no estoy de acuerdo con esa lógica por dos razones. La primera y más simple, es que pensar en términos de oportunidades nos puede conducir peligrosamente a perder la perspectiva del tema de los derechos humanos. Obvio. Si pienso que las personas deben tener oportunidades para cubrir sus necesidades, y esas necesidades son vivienda, salud, educación, etc., en el fondo digo que no interesa garantizar el derecho a la vivienda, a la salud, a la educación..., sino que rifo oportunidades para que las ocupe el que quiera. Y, señoras y señores, los Derechos Humanos (así con mayúscula) no son para el que los quiera ejercer u ocupar, sino que son para todos. Es el mínimo posible. Es la línea base de la que debemos partir. ¿O no era esa la idea de la Declaración Universal?

En segundo término, y admitiendo que las oportunidades sean un elemento importante para la superación de la pobreza (que sí lo son, sólo las pongo en tela de juicio para ejercitar la reflexión), sea cual fuere la manera de mejorar el acceso a ellas, habría que tener en consideración que no se puede confundir las necesidades humanas, con los satisfactores de esas necesidades.

Una vez más, el mapa, amigos y enemigos, no es el territorio. Tendemos a confundir lo que queremos con lo que necesitamos. "Me quiero comprar un notebook" suena similar a "Me tengo que comprar un notebook". "Necesito un celular con cámara" rima con "Quiero un celular con cámara". "Me hace falta un auto" se confunde con "Me encantaría tener auto".

Yo no digo que no haya que darse un gusto, si es que es posible dárselo. Lo que digo es que es tan fácil la confusión, que podemos no darnos cuenta de que a veces nos queremos comprar un auto por reconocimiento social y no por necesidad de transporte o independencia. O puede ser que con la excusa de que "hoy en día es necesario", tengamos un PC en casa en el que sólo escribimos en procesador de texto y jugamos a los naipes, pero compramos el último y más caro porque "cómo no iba a tener grabador de DVD...".

Sin embargo, como dice la canción: "en el mismo barro, todos revolca'os". Yo no escapo a estos "pecadillos". Las personas de estratos sociales más altos tampoco (observen la cantidad de 30-añeros con I-Pod en la calle, y se darán cuenta de que es el juguete de esos niños grandecitos, o las PDAs de los ejecutivos para sacarle fotos a las piernas de la secretaria...). Los de estratos sociales más bajos son los que más rápidamente compran televisores o equipos gigantescos para escuchar su música.

Y todo eso es fruto de la confusión que menciono más arriba: entre derechos y oportunidades, entre necesidades y satisfactores. No es un problema inherente a una clase social, a un sector político, a un grupo etario..., esos son prejuicios posteriores que adoptamos para facilitarnos la vida y no seguir escuchando al prójimo. La confusión es una cuestión personal, sumamente cotidiana, sutil y relevante, que puede hacer la diferencia entre ver a los demás como una masa estúpida en lugar de personas inteligentes, entre ver a los votantes como electores en lugar de verlos como ciudadanos, entre ver a quienes caminan por la calle como potenciales consumidores/clientes en lugar de verlos como seres humanos/hermanos.

Bueno. Sólo eso por ahora. Abrazos a todos, desde la abadía.

15 de noviembre de 2005

Otra de Alonso...

Por estos días, Alonso me tiene loco. Entonces, y para Mauricio que también quiere foto, ahí les va..., les prometo que es una ternura en cuatro patitas... Ojalá lo conocieran en persona.



... y además...



Bueno. Eso. Maullidos de cariño para todos. Saludos y buena vida para todos.


Ricardo I.

11 de noviembre de 2005

El bueno de Alonso...

A continuación un par de imágenes del maravilloso Alonso..., para disfrutar con él...





Bueno, para que Susana vea cómo ha crecido..., para quienes lo quieren empezar a conocer. Aún hay que intensificar la modificación conductual para que haga sus necesidades en el patio, pero es que es tan tierno que se le puede perdonar mientras tanto...

Saludos a tod@s

Ricardo I.

7 de noviembre de 2005

Antes del día nuevo

Tras las luces, tengo estos días por delante. Algo así como cesantía es lo que me pasa, pero no es cierto del todo. Tengo cosas pendientes en el trabajo. Necesito estas horas relajadas y seguir trabajando como si nada, pero es apenas el comienzo.

¿Viajaré? ¿Dormiré? En realidad no tengo idea. Estas horas por venir son similares a la vida, pero no son la vida en sí misma. Las horas vividas son las que se llenan de esperanza, las que brotan del aliento de una conversación casual o urbana. Lo incidental es lo que nos llena la vida, en realidad. No hay más ultraje que tener todos los cálculos sobre la mesa para creer que se es feliz cumpliendo con los calendarios o las pirámides exactas. Los milagros ocurren cuando nos libramos al azar, y por ello es que el calendario se hace hermoso al ser olvidado, y las pirámides se hacen precisas cuando por encanto dejamos que surjan como una forma nueva en el paisaje.

Alonso, mi compañero felino, me observa. No se ríe ni se entristece. Él sólo contempla esta habitación con la sabiduría de un sacerdote pagano y con los colmillos de una deidad egipcia. Luego respira y deja que el tiempo sea tan plácido como lo permita el escalofrío que le recorre mientras lo invade el sueño.

Creo que seguiré bebiendo estas horas. Por si acaso, antes del día nuevo, aparece algún plan irrealizable que pueda establecer en las horas que vienen.

Desde el delirio

Ricardo I.

El paisaje, cuarta parte de "Los nuevos sustantivos"

Hay un fondo para todo. Hay un escenario en que se dan las cosas. Hay un articulado espacio-tiempo en que lo cotidiano se desarrolla, en que alguien dice algo, o en que alguien realiza algo.
Así como las teorías no andan por la calle, y así como los hechos humanos no pasan por sí solos, así también todo eso ocurre (sucesiva o simultáneamente) en un lugar común. A mí me gusta nombrarlo paisaje, quizá porque tengo una secreta vocación de ecologista, pero por sobre todo, porque es una buena alternativa a la palabra "país" tan manoseada y archi-contra-argumentada por representantes, ministros, parlamentarios, empresarios, corporativos, abogados, personeros, jefes subrrogantes y demases.
El paisaje siempre estuvo ahí. Siempre está. Estará en lo que viene. Mudo, testigo silencioso de nuestros movimientos o inacciones. El paisaje es sabio, sabe lo que requiere para mantenerse o ser agradable, sabe acomodarse a las inclemencias de nuestro descuido o nuestra preocupación y se disfraza de sitio eriazo o fértil bosque. Es un camaleón que dicta reglas incuestionables: un cerro, un río, un curso de agua, un desnivel, etc. Está vivo, desde antes de nosotros. Y nuestra labor más responsable sería adaptarnos a él. Eso es evolución. Por esa capacidad es que llegamos a ser los primates que somos en la actualidad.
Pero por estos días, hay quienes creen (no sé si buena o malamente) que el paisaje debe adaptarse al ser humano, como en una suerte de "flojera evolutiva". Y comparto lo que decía a ese respecto un psicólogo (un "cabroncete de los cojones"): no sabemos a dónde nos llevarán todas las posibilidades de la tecnología actual, en especial aquellas que nos permiten pasar por encima de casi toda barrera natural que tenemos como seres biológicos.
Personalmente tengo muchísimas reservas acerca de la transformación del paisaje. No quiero volver a la Era Preindustrial ni a la Edad Media, ni quemar ordenadores, ni pisotear celulares o palms, ni dispararle a las luces de la ciudad, ni sabotear industrias (aunque como fantasía pueda ser bastante divertido...). Pero sí me encantaría tener la sabiduría de aquellos hombres y mujeres que sabían convivir con su paisaje pensando en las necesidades humanas, no en las necesidades corporativas o de entidades abstractas que pretenden autoperpetuarse (estoy hablando de todas aquellas instancias en donde aparecen personas que instrumentalizan el orden para conseguir poder o dinero: Gobierno, Ciencia, Religión, etc.)
Todo esto para decir que, cuando escuchen a uno de los tantos representantes, ministros, parlamentarios, empresarios, corporativos, abogados, personeros, jefes subrrogantes y demases, hablar de el "país" jamás se estarán referiendo a la geografía particular que escoge un grupo humano para con-vivir y realizar su vida, sino que instrumentalizan la geografía para referirse a los que en ese espacio viven y terminan apropiándose de su voz para hablar finalmente nada más que a título personal. Buscando perpetuar el poder que tienen o buscando algún beneficio económico. O ambas.
En síntesis: toda esta fauna que menciono (y muchos otros más) niega el paisaje en sus discursos, pretendiendo que lo que más (les) interesa es/son los que en ese espacio viven.
¿Y a qué costo? Bueno, los huracanes recientes son un buen ejemplo del costo que estamos asumiendo por negar el paisaje. Hay estudios tremendamente serios que afirman que la intensidad de estas tragedias recientes se relaciona con el fenómeno del calentamiento global. Y para no ponernos tan globales: ya sucedió en nuestro país con los cisnes de la Décima Región, y sucedió con las represas en el Alto Bío-Bío, y sucederá con Pascua Lama si las cosas siguen tal cual...
¿Sugerencias? Bueno, volcarnos al paisaje. Preocuparnos acerca de lo que ocurre en él. ¿Un ejemplo de algo que hacer al respecto? Podríamos empezar por enterarnos de lo que sucederá con el Parque Pedro del Río y Zañartu, en donde algunas hectáreas están siendo (o ya fueron) traspasadas a privados para proyectos inmobiliarios.
Y por qué no, mirar más lo que nos rodea, hacernos país en el lugar de donde somos, porque nuestra condición de ciudadanos es en gran medida inseparable de nuestra condición de paisanos, o sea, de habitantes del hermoso paisaje en que nos toca vivir.

Saludos desde el paisaje.

Ricardo I.

2 de noviembre de 2005

A un gato

"No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.

Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.

Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño."

Jorge Luis Borges

El nuevo compañero-gato-de-camino se llama Alonso. Está recién salvado de las fauces de cuatro perros que no hicieron más que revelar su condición de sobreviviente. Pero ahora está feliz. Ya duerme a destajo y ya contempla las cosas que nosotros los humanos jamás habremos de mirar.

Gracias por esta bendición, a Susana y a Mariela.

Desde los bigotes rotos

Ricardo I.

26 de octubre de 2005

Año de Dios

Hace días que no dejaba rastro, hace días que no dejaba esta huella en el camino, y los días se han sucedido rápidamente, como corresponde a los días más blancos o tibios de la primavera.

Porque de verdad que hay cambios. Y cambios muy grandes. La música ahora ocupa otro lugar en mi vida, y el teatro me dejó una quemadura profunda en los días que acaban de pasar. Y cómo no, el reencontrarme con amigos, el conversar con personas tremendamente trascendentes para mí, un viaje a Santiago para releer la historia, las vivencias cruzadas con nuevas melodías..., todo eso.

Las preocupaciones que fueron no dejarán de ser. Obvio. Hay personas que quiero que en sencillos encuentros, o en llamadas inexcrutables, me han hecho reflexionar. Además no falta la vertiginosa invitación diciendo "vamos..., levántate y sal de ahí...", y tantos otros pequeños detalles. Supongo que cada una de estas cosas no son más que parte de la totalidad de revelaciones divinas que estos meses me deparaban.

¿Por qué? Bueno. Cuento veintiséis inviernos. Y si le hago caso a la cábala hebrea, ese número es sinónimo de Jehová, porque Dios se manifiesta numéricamente en la plenitud de su Nombre-Innombrable (yod, he, vav, he: cada letra hebrea se corresponde con cifras que, en este caso, al ser sumadas, dan 26).

Entonces, en este bendito año de Dios, que todo siga su curso, como ha sido y como seguirá siendo. En el fondo, mientras caminemos, nos iremos dando cuenta de que todo sigue transformándose profundamente para seguir siendo lo mismo.

14 de octubre de 2005

Obra de arte

Nacimos para la vida, y también para la muerte. Hoy cuando me levanté, me di clara cuenta de ello, y no necesité verlo ni con el rabillo del ojo. Estaba simplemente ahí, la existencia toda custodiándome y cuidándome para un futuro que no conozco y que sólo capto de perfil.

Entonces me propuse que, de acá en más, trataré de que cada encuentro casual, cada cita con la risa, cada juego y cada palabra, sea una obra de arte.

Dirán que es muchísima energía o que es demasiado tiempo. Pero no. Tras cada voluntad de hacer que los actos (mis actos) sean totales, de vuelta me voy nutriendo, y cada palabra sincera que recibo en mis oídos me convence de que algo cambia (para bien) en estas vibraciones diarias, en estos ritmos persistentes que constituyen el alma.

Todo fluye. Estas palabras fluirán en la mente o en los labios de algún lector furtivo o de un asiduo recolector de anécdotas. Y el flujo permanecerá en su "estar siendo" a través de la memoria.

Hace casi una semana, sobre un escenario, desplegamos "Se wanted Joaquín Murieta", con la Compañía de Teatro "La Pituca". Hoy, mañana y pasado, de nuevo se desplegará la magia sobre las tablas.
¿A dónde puede llegar un hombre cuando las emociones traspasan su alma hasta reconstruirlo en la rabia o la venganza, en el deseo de recuperar el amor arrancado?
¿A dónde recuperar la calma, para volver a brotar?
Hay mucho cariño puesto en esa obra, mucho corazón. A quien me lea, que trate de ir a verla.


Desde el río.

Ricardo I.

6 de octubre de 2005

Sin dudarlo demasiado

Cuando las artes se congregan, la línea de la expresión resurge como agua cristalina. En estos días, me he cansado de expresiones, y hasta he sentido el ansia de que la comunión entre teatro y música sea más fértil o más fácil de lo que ha sido hasta acá. Supongo que es el punto en que las energías parecen abandonarnos, y el alma se me funde demasiado con la creación de que participo.

Este es uno de esos momentos en que el arte nos roba la calma. Pero nos dejamos robar, sin dudarlo demasiado.

Desde el teatro y la música

Ricardo I.

30 de septiembre de 2005

"Wristbands", las pulseras filantrópicas.

Trabajé durante un año en una organización no gubernamental cuyos objetivos sociales me siguen identificando. Vi de cerca situaciones relacionadas con la pobreza, y vi personas sentirse tocadas por esta multiplicidad de realidades de vida que están justo ahí, a la vuelta de nuestras propias experiencias cotidianas.

Esa organización decidió lanzar durante este 2005 una campaña emparentada con otras tantas ya vistas en Europa y en Norteamérica por su signo más visible: la pulsera. Se trata de una banda de silicona, de un color llamativo que se puede usar en la muñeca, y de ahí el nombre "wristband" con que se conoce en el extranjero. La primera iniciativa de este tipo ("adquiere tu pulsera para ayudar a...") la lanzó el famoso deportista Lance Armstrong, quien recibió una importante donación de Nike consistente en miles de pulseras cuya venta sería canalizada a la fundación Livestrong creada por el mismísimo Lance para la lucha contra el cáncer. La idea terminó siendo un éxito total de ventas y de uso de la pulsera.

Otras organizaciones europeas decidieron que un concepto tan novedoso y fértil en términos monetarios debía ser copiado. Y así nació la pulsera antiracismo, promovida especialmente por deportistas europeos de distintas disciplinas. Y de nuevo el éxito de ventas y la masividad de uso de los artefactos.

Desde ahí en adelante, otras pulseras han salido al mercado. Varias. De distintos colores. Distintas causas. Todas humanitarias y sociales. Y para algunos, parece que son demasiadas.

Porque la idea original es buena: tu usas una pulsera, demuestras tu compromiso con un objetivo altruista y loable, y así la idea se propaga indirectamente a otras personas. Una propagación muy "de boca en boca". Y por lo mismo, muy efectiva. Pero el punto está en que las pulseras son muy "deseables" socialmente hablando. Nadie (o muy poca gente) usaría una pulsera a favor del racismo por ejemplo, o nadie (poquísima gente) llevaría una a favor de la pobreza. Entonces la crítica se centra en que existe, por una lado, una moda de parecer más comprometido, y por otro, de parecer mejor persona. Y más aún, se termina usando la pulsera como un calmante de consciencia ante temas que a veces requieren mayor participación o compromiso.

Creo que puede ser un buen comienzo usar una pulsera, sabiendo que no es el dinero del costo de la pulsera el que basta para ayudar a las instituciones que las promueven. Así, antes de que nuestro país viva esto como una moda, podría llegar a vivirlo como una actitud sincera de participación social.

Ricardo I.

[Post Scriptum de Septiembre: Este breve comentario fue escrito antes (mayo a junio) de que una conocida multitienda lanzara una amplia variedad de pulseras para ayudar a distintas instituciones. Parece que la moda empezó a carcomer el tema, pero no hay delito en esto. Ojalá tras las pulseras haya manos ayudando y trabajando directamente, y corazones honestamente comprometidos.]


A continuación, una lista de links relacionados con el tema de las pulseras:

The Lance Armstrong Foundation "Livestrong" (pulsera amarilla).

The Anti-Racism wristband, pulsera anti-racismo (pulseras blanca y negra).

En EEUU existe además la Anti-Bullying wristband, o pulsera contra el abuso de niños (pulsera celeste).

La pulsera contra el SIDA, versión Argentina (pulsera roja).

La pulsera contra la Pobreza en Chile, de Un Techo para Chile, pro-erradicación de los campamentos (pulsera naranja).

La campaña "A pulso", la segunda iniciativa relacionada con pulseras en Chile, con la novedad de ser multi institucional, implicando a Bomberos de Chile, Fundación Las Rosas, UNICEF Chile, María Ayuda, Aldeas Infantiles SOS y Fundación Arturo López Pérez (pulseras de diversos colores de acuerdo a cada institución).

Pulsera Anti-Pobreza de la Campaña Make Poverty History, 2005 (pulsera blanca).

Una noticia preocupante y paradójica: para hacer la pulsera blanca Anti-Pobreza, contratan a trabajadores chinos bajo condiciones inhumanas.

Un artículo en contra de las pulseras, promoviendo irónicamente la Antiwristband wristband.

29 de septiembre de 2005

Después del escenario

"El alma con canción iluminó su hogar
y la canción con alma hecho a volar."


Sucede que luego volvimos al otro escenario. Ese otro más grande y cotidiano, aquel tablado sin ensayos que llamamos vida.
Fue la música, la grata música. Y también los recuerdos de Paraguay con los amigos que nos visitan.
Ahora sólo queda seguir musicando, pero para unir las cuerdas con el teatro. Viene la sensación de las tablas, nuevamente, y será feraz. Antes de todo eso, hay que disfrutar de estos días en que se nos acerca el sol.

Desde la edad del cielo

Ricardo I.

27 de septiembre de 2005

Antes del escenario

Estos días de septiembre han sido musicales, y no exentos de la brisa de la reflexión. Hoy se concreta justamente una jornada musical, en la tarde, en la Sala 2 del Teatro Concepción. Música latinoamericana y otras fusiones raras, e invitados de Paraguay, los que nos recibieron allá en Asunción el año pasado...

El tema es que entremedio de este camino musical se van abriendo puertas hacia lugares insospechados. Aquella arqueometría de decisiones que llamamos destino se ha hecho patente gracias a ese camaleón llamado Tarot, como un compañero lleno de simbologías y buenas semblanzas. Más que augurios, la idea es establecer piedras angulares de consejo, de referencia, "puntuaciones y distinciones", ordenar el caos, caotizar el orden.

Entonces, estos días no han sido sólo de la música ejecutada, sino que también han sido días marcados por esas piedras angulares, en donde la Música promete venir. Hablo de la Música con mayúsculas, o sea el arte sanadora de los sonidos concatenándose en un paisaje o en un misterioso acontecimiento. Esa Música no es sólo el momento en que ocurre una pieza determinada o una canción, sino que es un acto primitivo y fundante, que brota antes del escenario y en el momento de concebir una línea melódica o un conjunto de timbres particulares. Es una verdadera línea en un trayecto lleno en la voluntad de fluir.

Será el sonido, las manos moldeando emociones tal cual moldean la arcilla, esta vez sobre las cuerdas o los cueros, sobre el aire resplandeciente, sobre un camino inmenso que se rearma día a día y momento a momento.

23 de septiembre de 2005

Estas horas

Cuando miro el inicio del día, me doy cuenta que todo comenzó antes, en los sueños, y puedo transformar este camino en una certeza.

La secuencia es simple: abro los ojos, y segundos después suena el despertador, lo apago, me prometo cinco minutos que se transforman en siete, y decido poner un pie fuera de la cama...

(En ese instante recapitulo todo lo soñado, y sonrío ante mi emborrachada forma de pararme y anhelo el agua tibia de la ducha).

Camino a la ducha me sorprende la agenda mental, las cosas del día: recordar, trabajo, recordar, almuerzo, recordar, música, recordar, música, recordar...

Pero nada sucede todavía. El día sigue ahí, a punto de comenzar.

Desde estas horas

Ricardo I.

21 de septiembre de 2005

El ciclo

Hay una piedra en la que el sol entra como si fuera un invitado, marcando para siempre el giro perenne de nuestro planeta. Hay una piedra entre todas las piedras, señalada y sin marcas. Hay una piedra, feroz como un megalito, que marca una noche y un día en medio de todas las jornadas.

Equinoccio: aquel momento en que lo mismo dura la luz y la oscuridad, y finalmente se impone la fecundidad. El momento en que la piedra deja de lamentar su abandono y sobre ella surge la flor. El momento esperado en que las Gracias danzan en mitad del bosque, inaugurando el ciclo. El momento que Eros ansía ferviente (como un novio misterioso) junto a las puertas de la morada del Alma.

Equinoccio: aquel momento en que el Sur recapacita sobre su vocación de verdor, y disfruta abriendo las mañanas con una brisa nueva y cálida, despampanando a las mujeres y hombres que amanecen en su paisaje.

Valga para todos un buen inicio de este ciclo. Sea la danza de los astros, de los corazones, o de los átomos...

Desde el desorden y la armonía

Ricardo I.

18 de septiembre de 2005

Días terrestres

La memoria se vuelve de tierra en estos alrededores, cuando nos prometemos que el sol no se ocultará. Dejamos la luz para la patria, el ritmo de nuestros bailes tratando de hacerse paisaje, pero no necesitamos este mes para recordarlo.

La tierra está allí siempre.

Entonces, de estos días terrestres, soltemos la hipocresía. Que si la fiesta lo vale, sabremos cómo no seguir insistiendo en ser de una patria o de otra, porque las fronteras vinieron tiempo (mucho tiempo) después de que existiera el sentirse del valle o de la costa o de la cordillera. Antes que todo, seguiremos siendo paisanos, de ciudad o de campo, folkloristas de nuestras propias familias.

La tierra sigue allí siempre.

Ahora sólo celebremos la dicha de seguir diseminados, de seguir teniendo la oportunidad de mezclarnos y perdernos los unos en los otros. Más que pintar las calles con tonos de bandera, pintemos el corazón con esa otra patria (la patria grande) a que llaman vida.

Buscando la raíz

Ricardo I.

14 de septiembre de 2005

Todos los augurios

Avecino mi mirada a estos símbolos y arcanos. Mi arte futura se repite pero esta vez para otros. La sencilla naturaleza de que están hechas las vidas se despliega en las ansiedades, las preguntas, las dudas, las elecciones. Y hay quien encuentra luz. Y hay quien termina inquieto, y hay quien me deja claramente en el alma la impresión de su propia energía.

(La cosa es simple: ellos preguntan y me cuentan; yo respondo y recuento. Escucho el sonido de los corazones volcándose en un recodo del destino, intuyendo decisiones o versiones de su vida. Al final me creerán o no, o querrán dejar de descubrirse a sí mismos o por fin dar un vuelco a las historias. Y ahí el juego recién comienza.)

Allá va para ustedes y todos mi repetición de mantras, mi suave devuelta de mano. Sea este mi agradecimiento a quienes confían y reciben mi profesión u oficio en sus propios caminos. Sea esta además mi forma de invocar todos los augurios, y transformarlos en libre albedrío. Mientras tanto, mi camino se queda pendiente, pero se nutre de confianzas y esperanzas.

Desde la templanza

Ricardo I.

13 de septiembre de 2005

Circadiano

Con la inminencia de la primavera se ajustan los ritmos a un compás distinto. Hace poco comentaba con un par de colegas cómo es que la luz es la que regula nuestras actividades, cómo influye en los estados de ánimo y las decisiones, en la perspectiva que tomamos del día. Además, recordé y comenté en esa conversación cómo es que los mayas aseguraban que la unidad de tiempo mínima para los humanos es el día (no las horas), y cómo la sincronización que podemos llegar a establecer con ese ritmo natural de vida puede mejorar nuestro funcionamiento.

Hoy los ritmos son olvidados. A veces preferimos inventarnos luces en mitad de la noche, para extender las energías. Otras veces nos mentimos y tratamos de burlar a nuestro cuerpo a través de sustancias, y otras veces tomamos la droga del deber y nos olvidamos de nuestros deseos. Y las excusas son miles.

Y más tarde sucede que perdemos la capacidad de leer lo que nuestro cuerpo (o sea, lo que uno mismo) quiere. Es tan poca la práctica, que ya se nos pierden los códigos, las señas y los signos.

Escribo estas líneas para mí y para todos. Para aquel que desee de nuevo internarse en su propio ritmo e impregnarse de su danza constante. Para aquel que prefiera mirar de nuevo su tiempo como una cadencia cirdadiana y siempre presente, cuya partitura refleja la vida.

Desde mi melodía

Ricardo I.

12 de septiembre de 2005

Cosa de costumbre

Los días han sido cambiantes, con ratos de sol, con brisas heladas, con mañanas frescas o llenas de viento, como la de hoy. Hay aroma de súbito temblor, de luminosa variación en el alba. Hoy, por ejemplo, abrí los ojos con la primera luz. Y estaba todo detenido, como si se tratara de un paréntesis en mitad del sueño.

Y soñé que todo era menos grave de lo que parece.

Hoy viene la música, como todos estos días. Habrá momentos de gloria y de fiesta, de repentina alegría, de silenciosa templanza, de luna reflejada en el mar. Y una creciente sensación de que se acerca la primavera. Pero ya no la primavera triste que antes llegaba tarde o demasiado temprano, sino que la primavera sin anuncios que alienta los corazones.

Desde el territorio

Ricardo I.

8 de septiembre de 2005

Fue la música

Fue la música, el canto vivo, el reclamo del aire.

Fue la música, mis manos refugiadas contra el cuero.

Fue la música, el metal bruñido y la madera templada.

Fue la música, a pesar de mi alma pesarosa y mi voz de plata.

Fue la música, junto al invierno, más acá del camino.

Fue la música, antes del cielo, antes del abismo.

Fue la música, y luna nueva, pero siempre la misma.

Fue la música, y en silencio mi misteriosa agonía.

(Hoy fue la música, en una avenida de árboles, en plena Universidad. América invocada en nuestro canto, y desbordada entre las personas que nos vieron. Fue la música y una fiesta. Para mañana volver al tiempo como llega, antes de encontrar la prisa.)

Entre música y (rehaciendo) latidos

Ricardo I.

31 de agosto de 2005

Asombro

Miro atrás.
Allí está mi huella perdiéndose.
Adelante está la risa, la propuesta por lanzar. La senda mejor. Y a ella me entrego.
Que me inunde el asombro.

Mi hermana tiene que trazar un camino. Yo también. Mis días se transformaran en un sol gigante y justiciero. Lo sé.
De columnas de fuego y de señales de humo pueblos enteros hicieron su esperanza. Yo me la inventaré con la primavera.

Se vienen días de música suave, de cantares alegres, de descomunales variaciones sobre las cuerdas. Hay que dejar el alma en la melodía. Allí renacerá otra vez la vida.

Desde lo cotidiano

Ricardo I.

29 de agosto de 2005

Noticias de día domingo

"Lo primero que enseñan en la carrera de periodismo es que si tenemos un hecho del tipo 'un perro muerde a una persona' no hay noticia. Pero si el hecho es 'una persona muerde a un perro', tenemos el golpe del día, la noticia que verdaderamente importa".

Esto me lo dice un amigo que es periodista. Y lo cito a propósito de este fin de semana de agosto en que en la capital de Chile la lluvia volvió a causar estragos, mucho menores eso sí que en ocasiones anteriores (cuando menos, hasta este minuto el impacto parece ser menor que el que hubo en Concepción hace un mes y medio, con casas cayendo del cerro y personas muertas en las inundaciones de sus hogares).

En cualquier caso, el desfile de personajes por la pantalla de TV es bastante llamativo, y parecen ser casi exactamente los mismos. Ya decía un comentarista hoy mismo que son las mismas víctimas pidiendo ayuda del gobierno, los mismos políticos mostrando presencia, los mismos políticos más chicos culpando de soslayo a los de niveles superiores, las mismas casas dañadas, mismas calles, mismos terrenos de planos reguladores inciertos, los mismos reportes en vivo y despachos en directo... y un larguísimo etcétera.

Entonces, volviendo a lo que dice mi amigo, yo creo que los periodistas que vi en TV estos dos días no aprendieron la lección. En los medios ya no hay casi nada tan común como la caída de lluvia y las inundaciones y los albergues y las campañas de ayuda. En el fondo, lo que importó para ellos no fue lo raro o particular de los hechos, sino que lo que importaba era el tamaño del foco con que la noticia sería examinada.

Y digo esto porque lo que se vio era casi una copia en calco de lo que sucede cada año, cambiando fechas o cifras de milímetros de precipitación a la fecha. A mi ya ni siquiera me sorprende que en pleno siglo XXI la lluvia se califique de "cruel" o de "violenta", porque entiendo que la lluvia sólo ES, el apelativo depende por lo menos del estado de ánimo del editor periodístico o del mismo periodista...

Lo que sí me sorprendió es la cantidad de horas invertidas en todo esto. Los canales nacionales suspendieron programas estables para dedicarse a informar cómo era que la lluvia caía. Como esto sucedió un fin de semana terminé por considerar de que, así como yo tenía una cantidad de tiempo libre más o menos respetable por ser sábado y domingo, a los periodistas de nuestros canales les sucedió lo mismo, y a falta de cosas más interesantes la lluvia resultó ser lo que había más a mano. En resumen, y parafraseando al personaje de Jack Nicholson en The Shining, "mucho tiempo libre y poca creatividad hacen de los periodistas un grupo de chicos bobos". Por no decir imbéciles.

Todos sabemos que el problema de Santiago es la capa de cemento. Si no hay tierra al descubierto para absorber el agua caída, difícilmente se terminará el anegamiento. Pero como no se puede o no se quiere hacer nada al respecto, la noticia será la misma aburrida historia de cualquier invierno en Chile, y terminará siendo aprovechada cada vez por quienes tengan tiempo libre y poca creatividad. Que si no es esta historia, será la de la sequía. Y cuando lleguen las fiestas patrias será el malintencionado hilo curado, y en noviembre la celebración criolla de Jalohuín con opiniones a favor y en contra y las visitas al cementerio, y en Navidad serán las malvadas luces para el arbolito y los juguetes tóxicos para los niños y los fuegos de artificio...

No hay de qué preocuparse, que siempre seguiremos teniendo estas noticias de día domingo. Por ahora, quiera Dios que nos alcancen las energías para seguir viendo los mismos perros mordiendo a las mismas personas.

26 de agosto de 2005

Justo ahora

Mi padre siente que los años van y vienen, y veo como en sus ojos la sabiduría va tomando lugar. Mi madre le mira con expresión de broma, pero sabiendo que ella lentamente se convierte en protagonista de otra etapa de su vida.

Justo ahora les veo conversar. Se encuentran de nuevo. Se reencuentran para hacerse jóvenes después de tanto y tanto vivido, lo bueno y lo mejor, lo duro y lo inolvidable. Así hacen su historia y su porvenir.

Desde mi playa lluviosa.

Ricardo I.

PS: A mi padre, en su cumpleaños.

24 de agosto de 2005

Salir de ahí

Cuando encuentras el acorde preciso, sabes que la melodía funcionará a pesar de cualquier opinión. Porque en realidad, la línea se improvisa. El compás siguiente no lo damos nosotros, lo va pidiendo el tiempo y el camino.

Para que la música que (nos) importa sea realmente venturosa, profecía de momentos más plenos o hermosos, tiene que nacer. Y para eso, palpitar y dar fuerzas. Tiene que salir de ahí, del corazón, para que no se estanque. Tiene que salir de ahí, del miedo o la alegría, de la esperanza o la tristeza, para que se haga vuelo radical o suavísima expresión de lo que susurra nuestra alma.

Para cantar y bailar. Para que la danza continúe.

Ricardo I.

22 de agosto de 2005

ahora, sólo estoy solo

Fue tremendo descubrirlo otra vez: ahora sólo estoy solo.
Ahora, de verdad verdad, que solamente me queda la guitarra.

Desde la soledad.

Ricardo I.

21 de agosto de 2005

Cuando me vaya de acá

Todas mis esperanzas se centran en ese minuto incierto que estoy por construirme. Mi tiempo no camina como todo el mundo cree que debió caminar, sino con los ojos de una Pitonisa anunciando cambios inesperadamente.

El día de hoy, por ejemplo, fue prácticamente un día lleno de sueño. Y digo eso porque gran parte de lo que recordaré de este día de hoy tiene que ver con haber presagiado en sueños cosas que viví durante la tarde. Sin salir de casa.

Soñé con personas que necesitaban a un caudillo en algún pueblo, y a falta de uno, ejércitos guerrilleros terminaban precipitándose sobre las calles y las plazas, sobre las estancias de granjeros, y recorriendo esperanzados las vías del destino. Yo les veía desvivirse en encrucijadas y cerros, y corría con ellos.

Soñé con una vuelta mágica a mi liceo, al patio en donde tocaba guitarra, y las ganas de desenterrar algo escondido y secreto, cosa que terminaba por hacer. Hallé papeles con anotaciones, cartas de amor, sencillos dibujos de mitad de clase. Y al desenterrarla, cerraba un cabo suelto en mi corazón.

Soñé con conversaciones que nunca tuve, conversaciones que quise tener en mi vida. Y lo más curioso es que tenían que ver con lo que otras personas tenían que decirme a mí, no con cosas pendientes mías. Y también era curioso que, al escucharlas, no resolvían nada dentro de mí. Yo ya había cerrado mis temas.

Soñé que soñaba tanto que mis días no eran sueños, sino que mis noches eran vigilia, y que crecía en mi la quietud de saber que era consciente de todas mis imaginaciones. Como siempre. Como todas las veces que imagino fantasías. Y luego volvía a mi sueño primero, al que estaba teniendo hoy día.

Y cuando abrí por fin los ojos, ahí estaba yo, en la calma, esperando, sabiendo que este día sería de quietud y de estar en paz.

Y más tarde hubo la lluvia, empecinada en caer, justo antes del atardecer, que por lo demás, llenó de colores mis ojos. Como estaba solo mirando, pude mirarme solo, desde mi ventana, en mitad de la lluvia, mirando la tarde en despedida, con todos los amarillos gritando su intensidad, y el sol ocultándose tras un cerro muy familiar. Y pensé en que cuando me vaya de acá, será para buscar otros atardeceres más intensos, más profundos, más llenos de sentido.

Desde mi ventana

Ricardo I.

Ayer

Estaba sentado ante mi computador y ella se conectó al mensajero.
Era la guinda de la torta: la gata negra. Despeinado como andaba, al ver su icono, procuré arreglarme un poco, sin advertir inmediatamente que no tengo ni webcam ni nada instalado para que me observaran. Luego, se inició la conversación, y desde ahí hasta la música o los deberes reales.

Conocí a esta colega en una vuelta por Chillán, cumpliendo labores fortuitas. Sin aviso nos conocimos en la mañana, y después de dos entrevistas canceladas que nos dieron tiempo para compartir, hicimos buenas migas. Adivinamos lo que el otro estaba por decir. Las imágenes eran comunes. Algunas experiencias, muy similares.

Desde esos momentos compartidos con ella, he podido ver con nuevos ojos el curso de las cosas. Que no es en vano salir del paso, y a veces también es muy vano no quedarse y tratar de moverse forzadamente. Es la alegoría del equilibrio ante las circunstancias que se avecinan. También me di cuenta de lo tremendo y milagroso que puede resultar encontrarse con otra persona en el universo. Es realmente un portento hallar a un ser que en su completud es persona, cómo uno, como yo, como tú.

Y ayer nos encontramos de nuevo, y de nuevo la sensación de estar ante alguien de toda la vida. De nuevo la calidez de una persona sincera al otro lado del juego.

Desde mi cansancio de hoy (luego de la lectura del cuento que salió espectacular, y de una tocata rara del Conjunto en Talcahuano, también espectacular...).


Ricardo I.

(PS: Para Itzel. Valga por las señales que descubrió cada uno tras conocernos.)

19 de agosto de 2005

Lo que importa

Lo que importa ahora es la nota que viene, la hoja que se escribe, la partitura improbable, la circunstancia impredecible e ineludible. Lo que interesa desde aquí en más es que la música transmita. Por ejemplo, hoy mis dedos danzaron con el bajo eléctrico, como conectándose con la melodía. Y eso fue importante.

Mañana sábado habrá una lectura en Biblioteca Viva. Estará el bueno de Pedro Díaz. Leeré un cuento viejo, de un orate en su última noche de vida. Veremos ahí qué sucede.

Además, no hay tocata la otra semana..., sino el siete de septiembre, en el anfiteatro de San Pedro..., da nervios, claramente, pero lo que importa es que allí suceda el milagro: que la música transmita.

Lo que importa es que este curso que toman las cosas ahora sea natural. Simple. Claro. Sin dobleces. Tengo más calma en mis venas, ahora. Se viene el descanso.

Desde la calma

Ricardo I.

18 de agosto de 2005

Música y corazón

Hoy necesitaba hacer un break. Regalarme la emoción de estar ahí, en mitad de la música. Así es que encaminé hasta la sala de ensayos. Pero mi corazón tembló. Tuve que reorientar mi estación, mi tren, mi recorrido, los cables que me guiaban.

(Y fue entonces que descendí al borde del precipicio. No sabía si lanzarme o no, si lanzarme o no, si lanzarme o no...
Finalmente lo hice.)

Luego la música. El bálsamo de pernoctar sabiendo leer entre las líneas o las cuerdas, y sobreentender los movimientos frente a la percusión, y por supuesto entender el ronco vibrar del bajo...

Supongo que en algún momento podremos aferrarnos a la obra de teatro para la que tocamos. Lo que hoy pasó entre mi pecho y mi mirada no fue, sin embargo, una escena actuada o algo así, sino la sensación de que allí, junto a los sonidos, recupero el equilibrio por sobre la marea.

Y más tarde, charlar de todo y de algunas cosas, de la esperanza, de terapeutas, de cenas ideales, de cosas de psicólogos y psicópatas, de enfermos y pacientes, de esperanzados y confiados, de locura y de verdades insólitas.

(Quién sabe si la señal llegó tras mi descenso. Sólo puedo decir que mi corazón tembló como anoche tembló la tierra.
Adelantando las sensaciones que luego tuve con la música.)

Y ahora la noche. Y ahora, nada más. Amo los cambios inesperados, las sentencias irrepetibles, las palabras abreviadas y las que me dejan en silencio. Así es que espero enredado en mi anhelo.

Desde el corazón

Ricardo I.

16 de agosto de 2005

Tantas cosas, sólo preciso dos.

Esta semana, a diferencia de lo que imaginé, tendrá su sello en la variedad de actividades. Mañana ensayo de música para teatro, y mañana también cenaremos con Manuel Villegas i Besora. El jueves, nuevamente ensayo para la obra, y el viernes, ensayo en la UBB. Considerando que la próxima semana tocamos en la Sala Andes, los ensayos se hacen cada vez más importantes, pero lamentablemente, no más exigentes hasta aquí, como yo quisiera. Entonces, en mis ratos libres, también tomo la guitarra, repito y repito partes y estructuras, me pierdo en las cuerdas, pero no por ello dejo de sentir el flujo de este río que estremece mi paisaje.

Voy a tener que descansar de mí mismo, pero no de la guitarra. A fin de cuentas, sólo tengo guitarra y vos.
(Y bueno, hoy, la sorpresa. Y con ella, la calma.)
Desde mis tardes en acorde.

Ricardo I.

La libertad para los códigos

¿Qué puedo agregar acerca del software libre que alguien ya no haya copiado, divulgado, informado, publicado, difundido, compartido o modificado y vuelto a distribuir?

¿Qué puedo decir, desde mi humilde opinión de ciudadano, acerca de esos "locos" que hablan de unos y ceros, de Linux, de Blogs, de RSS, de XML, de pantallas y procesadores?

¿Qué puedo pensar después de ver tanta gente afanosa en generar y generar software sin costo, perfeccionado a la medida de los usuarios, interesados en poder leer absolutamente todo lo que llegue a sus manos (porque después de todo, lo que vemos en pantalla son solo líneas y líneas de programación), y que pretenden libertar a los códigos, para que nunca haya información exclusiva para los que tienen dinero o poder?

Por ahora, creo que no tengo nada que decir. Sólo que hay que informarse. Que no es un tema sólo de computines o ñoños, sino que afecta a toda la sociedad, dada la dependencia cada vez mayor que tenemos de los sistemas globales de información. Que ellos (secretamente para algunos y públicamente para otros) han logrado generar un movimiento sin líderes y sin esperar la acción de un padre protector. Simplemente, en lugar de luchar contra las grandes corporaciones, decidieron volverse y empezar a colaborar entre sí. "Somos muchos -se dijeron-, y podemos hacer lo que ya sabemos".

Hoy el software libre tiene cada vez más adherentes. Innumerables, quizá.
Sólo me gustaría agregar acá que Chile dio un paso para la alfabetización digital, con el lanzamiento de la campaña "Mi primer PC". El presidente se manifestó muy contento por esta iniciativa, que promete abaratar los costos de acceso a estas maquinitas que estamos ocupando (yo para escribir, tú para leer).

Y existe un grupo de "locos" que hace una campaña, apasionante y propositiva, por mejorar lo que está haciendo el gobierno. Aunque no relacionada directamente con el software libre, "Mi primer PC, ¡pero de verdad!" pretende mejorar el programa gubernamental para que realmente tenga rostro de Programa Social, tal como ya ha sido posible hacerlo en India y en otros muchos países con campañas similares.

Todos tenemos la opción de mantenernos informados. Nadie puede renunciar a ello. Porque viene en nuestra naturaleza (o mejor dicho, en nuestro código genético), y porque a fin de cuentas es un derecho (como en ese otro molesto código que llaman Declaración Universal de los Derechos Humanos).

15 de agosto de 2005

Repito

... tengo mi guitarra, por supuesto, que me canta los encuentros:

- Hubo un almuerzo, junto al sol de Concepción, con Rodrigo. Encuentro con el reflejo o la hipótesis de las repeticiones.
- Hubo una pequeña casualidad que me hizo hallar a Marcela, la actriz y malabarista, rebuscando libros en un fin de semana cualquiera. La historia de las polaridades y las ansias del arte entre los dedos.
- Hubo el sosiego de un café antes del concierto (antes del piano y la magia en el balcón). En eso, me encuentro conmigo en un espejo. Era el eco de otro encuentro.
- Hubo la llamada perdida, y la sin perder, la angustiosa utopía de lo continuo en mitad de la soledad. Los brazos confundidos en la penumbra.
- Hubo canciones y melancolías. Sonrisas ante las cámaras. Sonrisas profundas por las ironías y por los brindis y los mejores tiempos.
- Hubo el encuentro con los compañeros (Claudio, Emilio, y sin quererlo, también Mauricio). Más café, más luces, más conversacions cruzadas. La hora feliz, la hora más secreta, la hora más oscura, la hora y el delirio. El latido de un trasnochado intento.
- Hubo la lluvia.
- Hubo estas últimas brisas, en la rebeldía. Las canciones que vienen y las que no pasarán por alto que las ansias requieren buenos sonidos y presencia.

Todo esto y las coincidencias. Por que también hubo la noción (durante estos días) más profunda y que no descansa. Esa intuición que se alarga y que no pretende agotarse. Pero, pensándolo bien ¿para qué hablar de las coincidencias cuando este corazón ya sabe que esos instantes se repiten en otra latitud y sin aviso?

Me quedo en pie, mirando las nubes. Ayer y antes de ayer tembló imperceptiblemente. Mañana volverá a temblar de improviso.

Desde el augurio

Ricardo I.

14 de agosto de 2005

Desde un balcón

Primeramente, la sinfonía Op. 18 de Alonso Crespo.
Adagio-allegro, natural y sencillamente terrestre, apegado a la tierra. Andante sostenuto, dejando huella de un destiempo entre las cuerdas.
Allegretto, como un largo sueño.
Adagio presto, fructífero. Sueño al fin. Recuerdos de tierras recorridas por quienes caminan sin querer por esta América sin terminar de asombrarse.

Luego, Rachmaninoff. Concierto nº 2.
Desde el moderato supe que sería difícil no sentirme involucrado. El piano me arrastró suave, al inicio, para luego atender mi letargo y contarme su historia, la que esconde lo suave y lo perenne.
Allí, de pronto, adagio sostenuto.
(... sonrío por ver el rostro de un hombre ensimismado y añorando, contemplando el concierto, y descubro con perplejidad que ese hombre soy yo...)
Allegro scherzando. Rachmaninoff hace que caiga en su juego de "adivina hacia donde voy y te encontrarás con un océano de pasiones buscando crear algo nuevo", para luego ser el sonido, yo mismo, las teclas, una caída hasta un vacío intenso en la cual estaré solo de nuevo, como antaño. Pero eso será mañana.
Ahora, sigue scherzando..., agitando el cambio de tono, revolviendo sostenidos.
Finale.
Encore?
No, una pieza improvisada, de regalo.

Un saludo desde el balcón.

Ricardo I.

13 de agosto de 2005

Nada

Batió sus alas la noche sobre los estambres resecos. Llovió, oportunamente.
Luego nada.

Asiduo a los presagios, abrí las nubes de mi horizonte para entrever. Más lluvia.
Luego, nada.

Entregué mis horas. Resta el silencio. Sobre mis hombros un planeta enmudece.
Y luego, nada.

Estoy bien. Estoy bien. Permanezco aquí. Sinceramente, deseo tu abrazo. Y tu abrazo.
Y luego, ya nada.

Me ocupo de tu pena, porque late en mis ojos cristalina como un médano de arena.
Y para luego, ya nada.

(Vienes a mi mar, que sigue levantando oleaje. Sé que vienes. Nada.)

Desde mi silencio.

Ricardo I.

10 de agosto de 2005

Habrá la noche

Habrá lo inacabado y lo inamovible. Habrá este día en la memoria. Habrá por supuesto la huella del silencio.

Qué grato es lo cotidiano. Qué grato lo excepcional de las rutinas. Por ejemplo, hoy día, antes de que torpemente soltara mi bolso sobre la cama, supe que sería exactamente distinta la forma de mi cabecera cuando volviera a dormir sobre ella al ser de noche.

Ahora, que restan segundos para intentar el sueño, sé que lo excepcional de ese instante casi pudo perderse durante la vigilia. Y llegado el caso, mi cansancio será capaz de anular una forma que sutilmente se hubo grabado para mí y por mí.

Así mismo, y como si las coincidencias faltaran, diré que es excepcional también cada decisión de respirar y darse aire, de eliminar lo cotidiano, de encontrar lo nuevo en cada instante consigo mismo. Es una buena receta. Yo, que permanezco suspendido, sé que habrá la noche vacía, pero también sé que habrá la noche en que sobre una cama, me ría (sin soledad) de todo lo que hoy sucede y lo que seguirá ocurriendo.

Desde el suspenso permanente

Ricardo I.

Río abajo...

Así vamos. Ley de Gravedad (... el viento gira y la ruleta sigue igual...).
Desde el sueño y el milagro.

Ricardo I.

4 de agosto de 2005

No bien hubo amanecido

Y claramente fue la aurora. Fue la luz de la estrella matutina, el lucero vespertino, la lengua de pirámides que se conjuga, para decirnos cómo lejanos estamos, y cuánto de recordar nos queda. Te encontré hace unos días y encontraste mi sombra.

Es el viento, también el corolario de una frase. Sin tiento y con denuedo, apresurando la brisa. Sin palabras y faltándome el aliento.

Claramente fue la aurora, el rocío de finos dedos, y no bien hubo amanecido pensé en ti, en haberte conocido recién y en mandarte un mensaje silencioso: aquí siempre estuviste y estarás en otro rincón de cualquier esquina muda.

Desde la eterna incertidumbre

Ricardo I.

1 de agosto de 2005

Y digo

Tuve que esperar que fuera de noche. Me fatigó, es cierto, pero antes no lo hubiera entendido.
Hay capítulos de vida que se cierran y dejan su huella como una horadación sobre la roca. Hay los que se levantan y desordenan lo cotidiano. Y los menos brillantes y fugaces, con clara pretensión de mayor importancia. Y los más tumultuosos como una brizna de fuego, que sin disimulo se repiten.
Y hay un capítulo único y silencioso que no termina de contar lo que desea, y esconde el final como en una mano muda. Es el mismo que inyecta inquietudes cuando germina la semana o cuando se marchita la anterior. El capítulo prohibido de una leyenda antigua y hecha de olas gigantescas y correrías por el bosque. Es el trecho que falta antes de caer totalmente, suspendido en el vacío.
Y ese capítulo (debo decirlo) sólo se calma y se entreabre con la llave más apropiada. Pero no es mi llave ni mi sueño, ni mi nube ni mi arranque, sino la flor de la que sólo queda el nombre y que nos permite besar solamente la gota de rocío que por ella cae. Es el venidero estreno de un alivio, o el ronco palpitar de una canción callada.
Y sólo cuando traté de permanecer junto a mi cerradura supe que no tenía que insistir. Me sobrecogió la realidad, la cálida tibieza de estos días, las alegrías truncas, las penas no determinadas por la aurora, la agonía de los planetas extranjeros.
Ahora me dejo sonrojar por la arcilla, y como dijera Miguel "me peina el viento los cabellos" y dejo que corra por ahí porque no me preocupa más que caminar y continuar desterrándome, sabio y feroz, muerto de mí. Ahora me dejo ruborizar, justo cuando es de noche, y tuve que esperar, como digo yo mismo, a que la hora fuera la precisa, para darme cuenta y entender que no puedo prender completamente la llama de mi pureza.
(No es que me quede vacío o sin pronombrada fama. Ella depositó hace tiempo, muchísimo tiempo, una rueda que gira al pensar lo adecuado. Y como de sueño será la cubierta de este viaje sobre lo dicho, entonces digo lo justo antes de permanecer callado. Y digo en cuerdas de nuevo la canción que nadie escribiera para develar los misterios.)

Y justo cuando comienza este mes de tejados me arrastro sobre los techos para recuperar mi albedrío.
Que vengan los días y las horas con sus instantes.

Ricardo I.

22 de julio de 2005

Puedo ser todo eso

Puedo ser el viento que abrace el tiempo incandescente. Y más aún, faltarme a mí mismo, como de lejos, en mi hastío. Puedo ser este mes que se retira, o la luna que se llenó imperceptiblemente de mi intensa duda y de las palabras. Podría declararme como un pecado a punto de cometerse, o como sombra que busca el escenario perfecto para la medianoche. Puedo retener lo exorbitante de estar despierto y contigo, sin ti y en la niebla, perdido en tu mano, arrojado a tu boca, recibiendo tus átomos, extorsionando a la tarde para verte venir nueva y sideral.
Seré todo cuanto podría nombrarte, lo peor y lo que me falte por ser, y quizá otra vez lo mejor que quede de mí.
Mientras tanto, no seré todo eso, sino el deseo. Un músico a punto de viajar a su nueva partitura. Un arquitecto edificando el vientre más terso. Un escultor de delicadas manos de papel. El pincelado trazo de un pintor trenzado con su propia tela. En fin: seré el incauto corredor de un bosque nocturno e iluminado, que esconde las lágrimas y recoge la clara madrugada..., para despedirse y ser sólo lo que tiene que ser: el rostro del amor inusitado y sin palabras.
En plenilunio

Ricardo I.

20 de julio de 2005

Experiencia

En lo que no se resume de este mes de julio (nuevo año, nueva edad, nueva estela de cosas, nuevas lluvias, mil otras novedades que no enumeraré), me veo obligado a las precisiones. Puede ser el aire de creación que rodea este mes lo que me empuja a hacer un alto. Retornar como quien descubre una montaña que ha llevado a cuestas hace ya un largo tiempo.
Sucede que soy seducido por las palabras, los sonidos que despacio se adentran en mi sentido. Y sucede que mis palabras terminan enardeciendo los horizontes, levantando plegarias, haciendo volutas en el aire o fuegos sin artificio, seduciendo oídos. Sucede que me envuelvo en el encanto de los signos y termino enredado entre apasionadas formas de significar la vida.
Sucede que podría conversar tardes enteras con la llama de los ojos más oscuros relumbrando en mi memoria, y más tarde no perder la raíz que me invento con los sonidos de una guitarra para seguir estando en el lugar de las sonrisas al alba.
Sucede que podría dedicar varias horas a un corazón desterrado de emoción, para enarbolar en su temblor de sangre nuestra condición de fragmento bendito por estar en esta orilla apartada del cosmos.
Me arrebato de este julio eterno para imaginar que sólo ayer los árboles se despidieron de las hojas, y que basta una mañana simple para colapsar de nuevo en verde los paisajes.
Silbando bajito y con frío.

Ricardo I.

19 de julio de 2005

Contra ese momento

Imagina que voy caminando en tu dirección. Entonces no sabes bien quien soy, y me pierdo entre la multitud que camina alrededor. Digamos que es de día, y para no perder más detalles, podría bien suceder que tengas deseos de tomar un café (a esta hora nos empieza a gobernar el sueño, así es que no nos hacemos ilusiones de una charla intensa junto a la estimulación del grano aromático, y lo terminamos imaginando como un regalo solitario a nuestra propia persona en mitad de la tarde).
Tras un par de pasos aparezco ante tu vista. Una cuadra aún. Al principio soy solo mi ropa, pero décimas de segundo después soy también mi rostro y mi entrecejo. También soy los reflejos que llevo hacia adelante y que se acercan a los tuyos. Ensayas una sonrisa que sin quererlo se convierte en el acto definitivo, y muerdo el anzuelo.
Sonrío también. Sólo nos queda el asfalto y un par de personas entremedio.
Luz roja.
En ese momento se te viene a la memoria todo lo que habías imaginado hacer, y lo desechas abruptamente. "Y ahora...", te dices, fingiendo inocencia y falta de albedrío, pero sin convencerte totalmente de la conveniencia de no opinar o dejarse llevar.
Contra ese momento me elevo antes de hablarte. Me acerco aún más, al borde de la acera. No podemos eludirnos ya, porque adivinamos que en cualquier momento se declara lo primero, y tras la apariencia de incidentalidad barajaremos los verdaderos motivos. Yo me acomodo el cabello, tu lanzas una última mirada a los vehículos que se cruzan o a los que están por interponerse en los metros que faltan.
Cambio de luz.
De ese instante, luego tendremos un vago recordar de impaciencia o de sorpresa mal disimulada. Y ahora, antes de hablarnos, tenemos un silencio blanco. Uno sin luz y blanco, a flor de sonrisa. Y contra ese momento encerraremos lo que signifique algo dentro nuestro, para explicarnos la vida. Contra ese momento estrellaremos circunstancias, sin terminar de aferrarnos a la casualidad, y esperando (no hay otra manera) a que las distancias cumplan su cometido.
Y que sea lo que sea.


Ricardo I.

16 de julio de 2005

Con traje negro

Con las vivencias a cuestas vivo, pobre mortal, desperdigando reciclajes en estos días tan llenos de contradicciones. Tenía que revivir la ilusión de correr por el bosque antes de liberar mi corazón en la profundidad de los oídos sabios.
Leen los que saben y los que no. Abren los ojos los dementes y los que quieren dar razón. Anteponen deseos los recientes, y los más antiguos..., sabe Dios. Pero hoy, con la impresión del amor atenuada por la contradicción, entonces se hace más valioso besar el alma, regar los prados, inventar las locuras nuevas y revisitar ciudades en la convicción de una esperanza.
Voy a escribir los cuentos que nunca pude porque me faltaba preclaridad o argucia. Mi voluntad de desarraigo y tinieblas me invoca para retornar a un canto claro, directo, silenciosamente honesto.
Encenderé mi mano para escribir sobre todo lo que canta.
De sentimientos vestido

Ricardo I.

14 de julio de 2005

Giró la rueda

Francesca AncarolaHoy giró la voz cantando, espantando los males, adquiriendo sentido, resucitando adoraciones, entre cardos y cenizas, reviviendo la juglaría, avivando la luz de la luna. Hoy giró incandescente el pan desde el cielo y la tierra, la belleza sutil y breve, larga y esperada, la sonrisa feraz o crepitante. Hoy giró la invitación en torno a un milagro junto a la barca, y aunque no hubo respuestas, el corazón tembló sin retorno en el espacio que resulta de la emoción en melodía.
Sin regresos.

Ricardo I.

(Francesca Ancarola en Concepción)

12 de julio de 2005

Los dones

Supongo que se trata de un día agitado, batido de alas y repetido de versos, pero lleno de símbolos al fin y al cabo. En medio de las horas, la convicción de la irrepetibilidad de los sentimientos más profundos.
Desde la aurora.

Ricardo I.

10 de julio de 2005

rememoración

De esta memoria queda el reflejo rojo, la solitaria estepa de mi abreviada condición de anillo. De este día quedará el acento puesto en el invierno, los veintiséis rezongos de mi altura, y las novísimas constelaciones que avecino. Y los besos que tardo en destinar.
Gracias por estar.

Ricardo I.

7 de julio de 2005

...saber agradecer...

Se puede conocer el mundo a contratiempo. Se puede conocer el mundo imaginándolo. Se puede navegar más allá de lo visible. Se puede retornar al punto en que partiéramos. Se puede congregar toda el ansia en un abrazo.

Y puede que...

Antes de que el reloj tropiece, o antes de la imaginación, antes de lanzarse en un mar invisible, antes de volver, o antes de estrechar los cuerpos; antes de todo ello, digo, puede que las iniciales de los nombres se inscriban en sueños para no olvidarlas jamás. Antes de todo ello, se sospecha lo eterno y lo real, lo posible y lo esperable, lo que yace y lo que permanece.

Se puede crear un recreo de los sentidos. Se puede abrir el año en dos mitades. Se puede narrar engaños y persuasiones.

Pero no se puede mentir desde la piel profunda del alma.

Un canto germina valiente para erigirse de recuerdos, o para explorar las memorias perdidas que descansan bajo el océano.

Allí, una llave custodia la alegría.

La certeza de que habrá los segundos en que los labios se encuentren en un momento mejor, será la canción que se tararee y que se componga entre los versos.

Se puede dar pie al azul, pero también a ese mar de aire incontenible que se cierra de enigmas en los cotidianos secretos. Mientras tanto, sea lo que diga el tiempo.

Y agradecer el amor que se crea en silencio.

A la deriva

Ricardo I.

4 de julio de 2005

Mensaje a los Líderes del G-8

Live 8Obvio. No esperaba menos. En Chile no existió repercusión por los conciertos que a nivel mundial se desarrollaron el día 2 de Julio.

"Live 8 AID for Africa", y la organización de nombre y lema "Makes poverty history", es sólo una parte del ruido generado por las voces de la ciudadanía mundial. Lo cual, como ya es usual, no constituye hecho relevante en una nación más papista que el Papa...

Muchas personas de Talcahuano y Concepción, de Chile y otros países latinoamericanos, del mundo entero, opinaron en diversísimos foros y webrings y listas de correo y páginas de mensajes. Vuestro humilde servidor dejó esto en la página de la BBC Mundo, en la sección "Deje su mensaje a los Líderes del G-8". La página es: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/forums/newsid_4640000/4640669.stm
"¡¡Ayúdennos a no seguir luchando!! A las mujeres y hombres nos cansa el traje de la competitividad, y nos nace tender la mano. Un poco de respeto para con este impulso demasiado humL?deres G-8ano.

Quizá si se esfuerzan en recordar, verán que ustedes de niños "soñaban". Tal vez fueron niños deseosos de crecer, no de enriquecerse o ganar elecciones. Nosotros, a diferencia de ustedes, no hemos crecido, y reclamamos conservar nuestra inocencia.

Y si para algo nos proclamamos adultos es para decir a viva voz, como ciudadanos del mundo, que nos indigna la miseria y las injusticias, que preferimos las necesidades humanas a las corporativas, y que deseamos respirar un paisaje mejor.

Saludos de lluvia."

El que yo muestre esto no es para vanagloriarme ni mucho menos. En realidad, es para invitarlos a manifestarse. El que coincidan con mi opinión puede ser accidental, pero el punto sería contribuir a que el tema de la pobreza sea considerado en los medios de comunicación. Como dijera un comentarista internacional "no se trata de música, sino de una protesta muy bien organizada". Ojalá y aquí en Chile, los que quieren protestar, tomen ejemplo.

Saludos mientras escampa.

Ricardo I.

2 de julio de 2005

A cuatro manos

Hubo un día en que dibujé simplemente con mi diestra un trozo de papel para rememorar más tarde lo que ocurría. Pero no bastó, y mis dos manos quisieron acariciar la madera y retornar sobre sus raíces para rescatar los trozos de ventanal roto cuando la Conquista, y la música me arrastró con su peso enorme.

Más tarde el arte se vistió de mujer. Hubo la lenta y fogosa manera de la piel de esforzarse y redibujarse. Hubo el anhelo del amor, el temblor profundo y la explicación ausente tras un labio húmedo.

En algún punto la historia se empezó a redactar a cuatro manos. Las fantasías se empezaron a multiplicar silenciosas y subterráneas, como un discurrir de aguas que buscan un océano en que perderse. Pero también la paradoja se mostró latente, y se hizo carne el esfuerzo por no abalanzarse y detener el deseo. En ese tiempo, si llovía en mí, encontraba jugando el sol que hacía falta.

Ahora los átomos reclaman su carga, los opuestos reverberan lentamente en el vacío sólo por el ánimo de respirar y dar luz al corazón. Aquí, en toda sangre, se intuye la apropiada y justa manera de extrañar y revolver sentidos. Aquí, a mi lado, la sonrisa fluye veloz cuando quiero sol. Aquí permanece el amor esculpido en rocas antiguas, en aprendizajes reinventados, en terrenos fructíferos y prometedores. Aquí está a punto de brotar el mañana que no teme y que inaugura su destino a punta de futuros.

Abrazos recargados.

Ricardo I.

1 de julio de 2005

Indaga invierno

Claramente, como si de una isla nueva se tratara, descubrí que callé apenas se declaró el invierno. No quise interrumpir el sonido de la lluvia. No quise adelantarme a un hálito siniestro o perecedero. Simplemente dejé que cayera el agua como bendición de otoño. "Pero ya es invierno", me dije. Y en el fondo, sabía que anhelaba otros paisajes.

Zapallar. Horcón. Tarde de llovizna y arena revuelta de ausencias. Un mar profundamente similar a sí mismo, ralentando los instantes al ir cayendo el agua sobre la orilla.

Y antes, un viaje largo, una conversación foránea.

Pero hoy, después de días, el cansancio. Dos borrachos y preclaros personajes devolviéndome historias inconexas en caminos distintos. Eso es mágico sólo si se quiere. Y yo quise.

Anoté acordes. Hablé de otros a través de mí. Reverberé mis palabras en las cavernas tumultuosas de filósofos nuevos.

Y ahora estoy acá inaugurando la segunda mitad. El otro lado del año es auspicioso. El otro lado de esta penumbra se abre a la luz como si un eclipse hablara a través de la tierra. "Abrir el alma para iluminar". Para eso seguiré despierto.

Ricardo I.

21 de junio de 2005

Felicidad

Las cosas que surgen sin que las preveamos son las que más nos pueden iluminar: ayer por ejemplo, por el camino que siempre me lleva por las mañanas saludo a todos los perros que desperezan el frío y el hambre ladrándole a los transeúntes.

En esto, aparece un perro negro, nunca antes visto en estos lados. Negro completo, y delgado como un galgo. Se cruza en mi camino. Luego se adelanta, se vuelve y me mira, mientras sigo avanzando.

De pronto se cruza tras mis piernas, solo para chocar conmigo. Una especie de juego. Nada más. Luego sigo caminando, y sonriendo por la broma que me jugaba este repentino invitado.

Seguí mi rumbo. Y ahí fue cuando se me cruzó el pensamiento mágico de que esta compañía no era casualidad, que no era cosa de cualquier momento de la vida. Y pensé que si me volvía la magia se completaría.

Volví mi rostro para adivinar instantáneamente que él no estaría. Sólo había la calle y algo de viento moviendo un árbol. Eso y su ausencia patente, como de libro antiguo, como de cuento vivido y narrado a los hijos de los hijos. Justamente, un cuento hecho para la felicidad.

Saludos con frío.


Ricardo I.

18 de junio de 2005

Lluvia

Me deja perplejo esta lluvia desconsolada que pugna por mojar cada grano escondido. Será que el reparo que hago no llega hasta su agua de niebla y de montaña, mientras que mi verdadero grito se hace palaciego y recóndito como corazón vertido.
Atreviéndome así como si nada, podría agregar que me encanta escuchar millares de moléculas repartiéndose en millares de hojas que respirarán millares de horas sobre la tierra. Pero no alcanzo a imaginar la inmensidad de todo este hecho, prefiriendo la agonía.
Haré que de la lluvia mis hogares, y de la lluvia mi sombrero. Los recuerdos y mi camino, mi sombra acumulada entre las flores, mis jardines de letargo y de impulso espléndido.

Atención al infrarrojo. Nos vemos a la vuelta

Ricardo I.

17 de junio de 2005

A pesar de la noche

La mayor parte de las personas no tienen problemas para establecer su acto de dormir. Yo en esos instantes suelo tener deseos tenaces, ganas de seguir despierto o de viajar, de leer o tocar guitarra. Me aglomero de deseos de escribir, de besar lentamente la piel de mi amante, de reencontrar lo personal con la mayor lucidez que consigo en el día (o casi la única que tengo desde que me he levantado).

Parte de mi arraigo por contar historias ha nacido en esas horas repartidas en cada noche. A pesar de su oscuridad, de su semi-silencio, de su establecida y misteriosa forma de avanzar sobre el mundo, me arremolino entre su ocurrencia para desprenderme y seguir inventando sueños. Sueños despiertos.

Espero, por supuesto, que las intenciones inventadas aparezcan al amanecer. Y si no es así, que se nos entreguen las llaves de la magia del reino onírico, para inventarnos mejores cuentos y ritmos al compás del día.

Ricardo I.

15 de junio de 2005

No es tarde

Asoman los fríos pasajes de este invierno. Ahora lo que requiero es simplemente organizar mis motivaciones.

Voy migrando lentamente dentro de mis navegaciones. Cada vez más libre. Cada vez más iniciado en un mundo de códigos. Obvio que me falta muchísimo camino, y no descarto estudiar informática pronto. Y a eso hay que agregarle la Psicología (y mi amante, la Música encarnada en mi caderona española de madera).

Todo vuelo, viaje o navegación es espiral. Recorremos de nuevo nuestras propias huellas, pero siempre de manera cada vez más compleja. Siempre nos volvemos a encontrar con nosotros mismos.

Muchas preguntas. Muchos oficios. Muchos andares. Nunca es tarde para reinventar. Ojalá que otros tantos también lo sepan o lo adivinen, y más aún, que lo sientan así de verdad.

Hablo por mí y por aquel amigo que está casi abandonado a su suerte. Hablo por aquella niña que no tiene cómo recordarse a sí misma lo inocente que sigue siendo. Hablo por mí, claramente, pero también por alguien que casi no tiene esperanzas y prefiere la muerte. Hablo para que todos prefieran la vida

Ricardo I.

10 de junio de 2005

Astros y alerta

Cuándo será el día, señores, en que se nos avecine un asteroide.

Cuándo será, digo, el momento en que nos unifique la sensación de un miedo ajeno y no culpable, un miedo de algo que no hayamos creado ni buscado.

Cuándo será la hora de los héroes, de las circunstacias de su gloria, de su momento fallido, del sacrificio final.

Yo esperaba ver catástrofes cuando pequeño. Crecí con temblores y erupciones selladas de fantasía, mares embravecidos y solemnes, recónditas leyendas de un planeta resquebrajándose, vomitando su enojo, y coronando de calma y suavidad su demostración de poder.

Pero antes de que mi imaginación pudiera rendirle homenaje a esta Tierra, empecé a florecer de cometas dibujados en xilografía, de recuerdos de un pasado lleno de estrellas místicas, de grandes señales cósmicas, mujeres coronadas de sol, lunas eclipsadas en los pies de página de muchísimas hojas antiguas.

Entonces, llegó espontáneamente el anhelo de ver caer en esta tercera roca con agua, un trozo de polvo estelar que nos aleccione de pequeñeces y ademanes. Y ahora me parece que podemos ser tan, pero tan pequeños, que no alcanzamos ni para los azares de las elípticas, y albergamos demasiado albedrío como para escoger un recorrido coincidente de choques por el Cosmos. Será el ordenado flujo de partículas otra lección en sí misma, demostrándonos que en estos días de codicia no tendremos la bendición de un suceso histórico y colosal.

Ricardo I.

8 de junio de 2005

Sueño

Me veo sobre un camino lleno de polen, desandando lo litúrgico y o cotidiano. Desde allí abordo m cometido sin pereza. Sin olvido. Retrocedo en el tiempo.

Soñé que llegaba al instante en que pude dormir de nuevo bajo aquel techo. El instante en donde todo lo que es hoy aún no era, y se llenaba de la inocencia de las palabras. Hoy cuesta trabajo encantarse, conseguir futuro, alcanzar razones, desanudar paciencias. Pero allí era facilísimo. Bastaba un suspiro para la felicidad.

Llegué para reparar lo que aún no estaba, y llamé a personas del pasado que había dejado atrás. Sorprendido, abrigué la nostalgia. Todo parecía seguir igual, pero en el fondo, todo había sido muy distinto. Era como si aquellos a los que quise se hubieran apartado hacia la sombra, para hablarme desde ahí y mientras yo permaneciera con los ojos en la calma o en el ensueño.

En algún momento, eso sí, decidiré habitar aquel lugar. El sueño es un país dulce y entero, que he de recorrer para mañana volver a jugar.

Ricardo I.

6 de junio de 2005

Ahora lo importante es...

La tentación de no dejar las líneas inacabadas me designa: "Hoy escribirás acá. Algo importante."

Llego a Concepción, y eso no es importante. Abro los ojos unos minutos antes, y eso no es importante. Veo una película que habla de los problemas, y otra que habla de las soluciones, y eso no es importante. Vi un héroe trascender el tiempo, y eso no es importante. Reduzco la velocidad, y eso no es importante.

(Lo que interesa. Lo importante. Lo que de veras mueve. Lo que surge y lo que sangra. Lo que pende de todos los hilos. Los inacabados y los otros. Los que tiernamente se funden en hogueras. Los que sonsacan sonrisas. Los decires y venires.)

Albergo una meditación entre una carretera y otra.

Eso parece ser algo. ¿Y qué más pasó? Suspendí la hora en esos momentos, en medio de la niebla. Simbolos..., parecían símbolos.

La escena es compleja: termina una película, siento que el tiempo que corría en ella se transforma lentamente en un término de domingo, o un término de semana. Y percibo el olor de una semana naciendo.

Allí, la meditación. El reflejo de la luz sobre el asiento de enfrente era todo lo que existía en el cosmos. Pero no. Detén eso. Película..., música, eso es. La película termina con música italiana. O por lo menos ese estilo. Luego los violines, no sé, tal vez los violoncellos, repiten un acorde. Allegro.

Repiten. Repiten. Repiten. Tú ahora te quedas con ese sonido. Es decir, yo me quedo con ese sonido y lo mantengo. Y brilla la luz sobre el asiento de enfrente. Frío de ventana. Calor de bus. Un mareo.

Claro, un mareo, y una rara temperatura y la luz y la música. Ahora lo veo de nuevo. Todo se pierde. Todo. Todo. Adiós juegos mentales. Adiós.

Estoy aquí suspendido otra vez. Estoy en medio de mí.

Teléfono.

Durante los instantes anteriores logré perderme de mí. Era todo lo que acontecía menos yo. Y pude decir con propiedad que la llamada fue coincidente con ello. Así nada más.

Creo que eso es lo importante: medité en medio del viaje, sin más. Se viene todo. Y todo lo dejaremos atrás. Si nos perdemos, logramos de nuevo lo importante, en mitad del viaje. Perdidos de nosotros se puede ir más seguro.

Ricardo I.

3 de junio de 2005

¿Cuál movimiento?

Hay personas que se cansan de hablar y otras que se cansan de escuchar. Yo no pertenezco a ninguno de estos grupos.

Hay dos tipos de tontos: los que prestan libros y los que los devuelven. Afortunadamente, soy ambos tipos de tontos.

Hay quienes se debaten entre lo posible y lo imposible. Yo creo que lo que no podemos será lo que siempre queramos. Así es que me mantengo haciendo lo posible.

Hay quienes prefieren lo público, y hay quienes prefieren lo privado. Yo prefiero declarar públicamente que dejo mi opinión en privado.

He visto manifestaciones de personas en las calles que se debaten y juegan por ideas que a veces se rigidizan. Y luego califican su parecer como "movimiento". Pero creo que no son movimientos de personas. Si así fuera, serían movimientos centrados en la aceptación, en el respeto, en la comprensión, en la colaboración. Pero parece ser que son "inercias", "inamovilidades", ideas-fósiles o imaginarios-petrificados, que no están ahí por las personas sino por seguir existiendo como parásitos de nuestras energías.

¿Cuál movimiento? Prefiero el que está por venir y el de la fluctuación. Prefiero el movimiento de la sangre contaminada que tras pasearse un poco por el cuerpo vuelve clara y feliz a empezar su recorrido. Prefiero el movimiento de la Luna, que es inquisidora y hereje, inconstante en aparecerse, pero siempre con el mismo rostro. Prefiero las estaciones. Prefiero el curso del día hacia la noche, y otra vez al día.

Ese movimiento es el que verdaderamente me alimenta. El que de verdad me hace volver sobre mí mismo para iniciar y terminar la vida.

Ricardo I.

2 de junio de 2005

Hoy por hoy

Este "hoy por hoy" se llama decisión. Porque hoy por hoy, hay que decidir. Decidir y actuar. Decidir si se decide. Hoy por hoy es elegir si se piensa o no. Si se cuestiona o no. Si se siente extrañeza o nervios. Decidir y actuar.

Hay que elegir, y decidir qué hacer con la vida.

Yo aún no sé si lo que he elegido hasta acá va bien. No sé si me explico. Me encanta hacer cosas distintas de las que estudié, y a lo mejor cuando tenga noventa y cinco años comenzaré mi carrera de rockero. Antes, a los sesenta, habré sido diplomático, después de estudiar traducción de idiomas y política internacional.

En dos años más me dedico a la informática. En cuatro años y medio, iré a un Congreso de Psicología. Para retomar. Tendré un grato encuentro con colegas en el aeropuerto. Será hermoso y decisivo. En España o en Buenos Aires. Diez años después, seré guitarrista y habré llegado al Ojos del Salado.

A los cincuenta, me dedicaré a malcriar nietos propios o ajenos.

En breve, seguiré soñando. Cuando cumpla ciento diez años, gritaré en las calles llamando a los niños a escuchar historias de viejos. Propias y ajenas. Les pediré que inventen otras. Andarán solos por el camino. Yo me volveré al Sur, para empezar a recorrer Chile de Norte a Sur mochileando.

Pero cuando cumpla ciento cuarenta y dos años, decidiré al fin qué hacer con mi muerte.

Ricardo I.

1 de junio de 2005

¿Por qué las paradojas?

Miren:

Yo vengo de una tierra áspera, con tierra de colores. Desde ahí veo industrias, casas, árboles, más casas, humo, nubes y humo. Casi no hay sonidos de automóviles agitándose en horas de alto tráfico, y poca algarabía de niños reuniéndose para chismear. Los domingos, claro, hay fútbol y gritos, señales de multitud, comentarios a voz viva. Luego, a celebrar o a consolarse con alcohol, por aquí cerca o en sus propias casas.

Y en eso, casi toda mi vida, no he visto a nadie caer muerto por las preocupaciones políticas, y jamás he visto al "país preocupado" que nombran por la tele. Sí he visto colas en los consultorios, llenas de personas que esperan por salud, y que si pueden arrancarle algo al sistema a punta de mañas, lo hacen.

Cosas más curiosas he visto en Concepción, en pleno centro. Por ejemplo, caballeros de edad que cruzan con rojo, y que luego despotrican en los cafés por las faltas que cometen los personeros de gobierno (a propósito recuerdo a un amigo que invocaba el "criterio" para conducirse por las calles, pero cuando juzgaba a los funcionarios de gobierno opinaba que había que hacer caer sobre ellos todo el peso de la ley). He visto también mujeres que se quejan de ser vistas como objetos sexuales, y que miran subrepticiamente las vitrinas en busca de la ilusión de lucir mejor. Hombres que se desencajan con morenas o rubias o trigueñas, y que casi son atropellados. Dos niños aspirando neoprén al lado de la catedral. Niños-paisaje, que todos saben (sabemos) que están. Pero prefieren (preferimos) no ver.

Veo noticias, y las paradojas se comen la cola, se vuelven contra sí mismas. Por ejemplo, vi militares desesperados por encontrar desaparecidos; y vi a personas casi sin dinero viendo programas o novelas en sus grandes televisores de casa; y vi a muchos diciendo que se sentían olvidados mientras por otro lado discriminaban a pobres y a ricos; y personas que dicen que les criaron duramente y que nunca se traumaron, y que hoy se endeudan para que sus hijos tengan todo menos su cariño.

Yo por supuesto no escapo a las paradojas. No creo en el sistema y para gestionar mi dinero lo hago en un banco. Recomiendo a veces a muchas personas a que regulen sus ritmos de sueño, y los míos siguen irregulares. A veces me siento alegre, y me muerde el descontento porque lo que me alegra no todos tienen oportunidad de conocerlo. Y hay momentos en que lo que tengo me parece demasiado, a pesar de haberlo buscado y disfrutado.

Me hundo en paradojas también, y "me contradigo, y qué, si soy un cosmos". Y no porque yo lo note o lo pronuncie me exculpo o me aparto. También me confundo en la marea de cosas que se contraponen para hacer que el vitral vital, el de lo cotidiano, resulte más hermoso cada día. En especial ahora en este mes que despierta.

Saludos.

Ricardo I.

31 de mayo de 2005

Para lo que viene

Qué días estos. Qué será de los que vienen...

Hace un par de minutos, un niño de primer año básico aprendió la resta sin reserva. Se enreda un poco con los dedos todavía, pero le salen los ejercicios. En cinco años más será asombrosa su manera de aplicar las tablas a ejercicios complicados para el resto de la clase, y le llevarán a concursos. Por eso mismo, una Universidad le dará una oportunidad de compartir con otros niños talentosos, de enseñanza básica. Y cuando salga del Colegio, estudiará Informática en la quinta región, en donde desarrollará los primeros multi-procesadores chilenos de alto rendimiento.

Y tres salas más allá, una niña menudita de tercero básico, hace composiciones maravillosas, que le toca leer los lunes en público. Ella sabía leer antes de entrar al colegio. Y aunque en su escuela es muy callada, cuando está con sus familiares, los fines de semana, sorprende con ingeniosos comentarios "de grande". En la Universidad cambiará de carrera dos veces, hasta salir de Ciencias Políticas para irse a estudiar a Francia, y luego desempeñarse como diplomática en Australia.

Hace cuatro días, un joven de octavo básico descubrió que le fascinaba la Historia de Chile. Ahora sólo quiere encontrar material de lectura y devorarlo (eso le facilitará ganar el Premio Nacional de Literatura, en veintidós años más, siendo uno de los más jóvenes ganadores). Una semana antes, su hermano mayor, de dieciocho años, acababa de dar su examen de conducción. Ahora saldrá en el automóvil de su tío, para ir al preuniversitario, en donde conocerá (faltan siete días para ello) a la mujer de su vida.

El día diez de este mes, dos matrimonios se reunieron en un café, en el centro de Talca. Amigos del trabajo, los maridos respectivos estudiaron en un Liceo Politécnico, y se ven desde ese entonces. Ahora, con treinta y cuatro años cada uno, no saben que es la penúltima vez que se verán antes de que uno de ellos deje viuda a su mujer. El otro, el que vivirá, estará en terapia por tres años, hasta que a los cuarenta conozca a su primer nieto. Su esposa le regalará un viaje a Cuba.

El día dos de mayo, cansado de marchar el día antes, un hombre de cincuenta y ocho años, recuerda con nostalgia a un amigo con el que se reunía en la sede sindical de Iquique por esas mismas fechas, pero hace cuarenta años. Ese amigo, el '68, fue a Lota a una reunión nacional, de trabajadores y estudiantes, y se enamoró de una mujer hija de mineros. Todavía se escriben cartas. Sobrevivieron los tiempos duros, y piensan reencontrarse en Concepción antes de que el mes termine. Eso será en dos horas más. Está nervioso ahora, viendo como el mes se escapa, y el invierno del sur le muestra un frío al que está poco acostumbrado. Piensa que tiembla por eso, por el viento helado o por la lluvia que viene. Pero en realidad le cuesta (incluso ahora, que todavía falta un rato) contener la emoción y la alegría.

Noticias de Mayo. Las horas corren para todos.

Ricardo I.

Se va el mes

¿Qué fue de Mayo? Pues casi nada. Todo pasó, difícil o fácil, lento o extraño, según cada quien.

Este mes se vivió como terremoto político acá en Chile, porque hubo debate, candidatura nueva, bajada de candidatura y muchas declaraciones condimentándolo todo. Tensiones y distensiones con los vecinos de Perú y Bolivia, país en donde casi tenemos Golpe de Estado. Nada que ver con la estabilidad de Chile o la de México, en donde la tasa del desempleo llama la atención del FMI que se deshace en alabanzas y reverencias como de corte francesa. Y justamente Francia es la que da sorpresas para la Unión Europea, y quizá quedan más por venir desde Holanda e Irlanda, esa verde tierra en donde parece que la gente se mata menos entre sí, no como en Uzbekistán, en donde miles dejaron de vivir en enfrentamientos callejeros que sembraron el pánico en la calle. Así como en Sumatra, hace un par de meses pero también ahora hace un par de semanas, pareciendo que los movimientos de tierra son pan de cada día. Lo que sí es de todos los días es la muerte de soldados en Oriente, porque parece que los iraquíes decidieron matar de a uno o dos por día, estadounidenses, italianos e ingleses. En Inglaterra, salió elegido un Primer Ministro que propició la invasión e intervención en Irak, mientras que en España, un presidente elegido justamente porque el anterior fue castigado en las urnas ante su apoyo a EEUU e Inglaterra, ha tenido que enfrentar diversas reacciones por la aprobación de la ley que permite la unión entre parejas de homosexuales. El Vaticano no opinó demasiado ante esto, porque el Papa Benedicto XVI, que todos esperaban fuera totalmente intransigente, ha llamado a la unidad y a evitar los excesos del capitalismo, entre ellos la explotación de seres humanos y de recursos naturales, como la que ocurrirá en un Valle del Norte de Chile, para sacar oro y llevarlo lejos, muy lejos. Pero Benedicto quiere boicotear un referendo sobre fertilidad asistida. Porfiando en sus posturas, los obispos italianos lo apoyan. Y Korea del Norte porfía en sus ensayos y pruebas nucleares, y se vuelve intransigente, imponiendo un corte de pelo adecuado al régimen. A propósito de régimen, Fidel Castro tachó de "Bobito" a nuestro ex-Ministro del Interior, que ahora desayuna y almuerza en Washington, a cargo de la OEA. El Presidente Lagos, orgulloso de su subalterno, también lamenta las muertes de conscriptos ocurridas en Antuco, por una orden lógica pero errónea, y el militar que podría ser procesado por el caso parece estar muy enfermo, lo que recuerda a aquel otro militar en proceso por robo y asesinatos que padece demencia subcortical aguda. A propósito de aquel tirano que duerme y come a las mismas horas que otros 15 millones de chilenos, algunos expresan desafección a su figura, y otros militares que con él trabajaron le acusan y abren archivos para desempolvar consciencias o para olvidar su pasado. El resto de los chilenos parece que decidimos olvidarlo todo..., porque ante tanto y tanto y tanto dato de cosas que han ocurrido en Mayo ¿quién queda con deseos de recordar?

Saludos. Viene otro mes. Reescribamos la historia ¿ya?

Ricardo I.

Rabia

Tengo rabia. Tengo la rabia larga y la alegría del comienzo. Y lloro de ver a mi padre temer y de ver a mi madre entrever. Porque la rab...