21 de julio de 2006

El Gran Concepción y la Gran Lluvia

Las últimas semanas me perdí, y sólo me alcanzó para exclamar, como tantas otras personas de acá de mi región, que el río Bío Bío (Octava Región de Chile, a 500 kilómetros al sur de Santiago) alcanzó cotas históricas.

Tengo mucho que decir acerca de todo. Primero, que nuestros tres puentes sobre el río son como los volcanes de "El Principito": dos funcionan, y el otro está inactivo, pero está ahí a punto de ser usado siempre, porque..., ¡nunca se sabe!. Segundo, que el río, en su camino al mar, nos terminó asustando a todos, considerando que con sólo cincuenta centimetros más hubiera llegado al nivel de los puentes fluviales con que contamos. Tercero, que Concepción colinda con otras comunas, que tras la crecida del caudal, resultaron tremendamente afectadas, no sólo por la pérdida de viviendas y enseres, sino también por las pérdidas humanas. Chiguayante fue golpeado tremendamente, y hago alusión directa a los bomberos muertos bajo el alud de barro que cayó del cerro. Una gran parte de Hualqui quedó bajo el agua. Las fotos aéreas y de las calles de Concepción son una clara muestra de lo que vivimos invisiblemente hace tan solo una semana.

No contaría la historia completa si dejo de comentar el volumen de agua caída: 180 milímetros de precipitaciones en apenas 48 horas. ¿Si antes llovía así por estos lares?. Claro. Si no, miren lo que dice la Dirección Meteorológica de Chile, con respecto a la climatología de la Octava Región:
b. CLIMA TEMPLADO CALIDO CON UNA ESTACION SECA CORTA (MENOS DE 4 MESES).
Comprende la mayor parte de la Región, extendiéndose también desde la costa hasta la cordillera. La principal característica es una estación seca más corta, que alcanza 4 meses en Concepción, 3 meses en Coihueco y sólo un mes en Diguillín. Las precipitaciones son más abundantes que más al norte y varían desde unos 1.000 mm anuales al oriente de la Cordillera de la Costa hasta más de 3.000 mm en la cordillera, mayormente de carácter nival, pasando por 1.100 mm en Concepción, 1.140 mm en Talcahuano y 1.300 mm en Los Angeles y Mulchén. La precipitación de los meses de mayo a agosto, equivale a un 65% a 70% del total anual, lo que indica que el agua caída de la época de primavera y otoño es importante. En los meses de verano, diciembre a febrero, sólo llueve un 5% a 6% del total anual. El efecto que produce la Cordillera de la Costa, se nota aunque debilitado en esta Región, al observar los registros anuales de Concepción y Talcahuano, que superan los 1.100 mm y en cambio en Yumbel, detrás del cordón costero pero más al sur, ligeramente se superan los 1.000 mm.

Según la misma fuente, a estas alturas del año 2005 había llovido más todavía (según los datos de hoy, 20 de Julio de 2006, han caído 825 mm., lo normal es 655, y el año pasado a la fecha habían caído 905). Claramente, los estragos no fueron iguales el año pasado. ¿Por qué? ¿Qué cambió esta vez?

En realidad, no mucho. El foco esta vez se dignó a aparecer, y a mostrar (o sobre-explotar) los "dramas humanos" sin ningún tipo de censura. Un ejemplo aparte del de los bomberos: a un carabinero se lo llevó el río, no una vez, sino todas las veces que pudieron repetirlo en todos los canales de televisión. Y ahora, en las labores de rescate, murió otro miembro de la policía...

¿Pero fue eso lo que marcó la diferencia? Yo creo que no.

Me parece que la diferencia es que, innegablemente, las represas hidroeléctricas de Endesa (Pangue y Ralco, varios kilómetros río arriba) están detrás de esta masacre. Porque la lluvia no ha cambiado, y lo que cambió fue el flujo de agua de nuestro río, aumentado por la apertura de las compuertas de los embalses. Yo creo, humildemente, y lamentablemente sin ninguna prueba técnica, que la deforestación de los cerros cercanos a Chiguayante y Hualqui, el reemplazo por plantaciones de pino, y la consiguiente erosión del suelo, es un factor coadyuvante importante en la configuración de toda la tragedia vivida.

Lejísimos de acá, en Aysén (Región Undécima, más al sur aún que Concepción) ya están tratando de manifestarse por las pérdidas de viviendas, sembradíos y todo lo demás asociado. Muchos parlamentarios aprovechan los focos para ponerse del lado de los afectados. Acá en Concepción, ya hubo manifestaciones frente a la Intendencia, la mismísima sede del Gobierno Regional frente a la Plaza de la Independencia (aunque eso es más o menos habitual). Y en Lota y Coronel las subidas de agua también generaron consecuencias, especialmente en Colcura.

No sería bueno que las voces perdieran fuerza, no señor. Si así fuera, la lluvia y a inundación se convertiría en otro hito noticioso sin importancia. Y las noticias que pasaron por debajo y sin propaganda (la dudosa aprobación de un nuevo Casino de juegos para Talcahuano, las conexiones de Pinochet con el narcotráfico, las reformas económicas en curso...) se habrán aprovechado de nuestra mirada nublada por el llanto y la lluvia.

Entonces, a la acción blogger. Que esto no se quede acá, y escribamos nuestras opiniones al respecto. Hablemos con amigos de este asunto, para que la muerte de aquellas personas bajo el barro no sea en vano. Alguien (o un gran grupo humano si se puede, sin intereses comprados o arrendados), tiene que hacer algo para detener el actuar criminal de quienes nos han alterado el paisaje.

Desde la Abadía

Ricardo I.


PS: Saludos a Conce.net, que ha canalizado la ayuda para los damnificados, y saludos también a Inundaciones Conce 2006, y que ojalá los comentarios de todos sirvan como crisol para mantener el tema vigente. Se recibe ideas para que la noticia no muera. R.

16 de julio de 2006

Hubble


Tenemos testigos lejanos.

Somos protagonistas de una travesía impersonal que se desarrolla lejos, muy lejos de aquí. Somos un pueblo pequeñito, una mínima aldea entre trillones de millones de galaxias. Somos parte de imágenes sin nombre que hemos terminado nombrando y clasificando, solamente para disminuir nuestro temor ante el vacío.

Monocerotis, el cuerpo con forma de Firefox, es un ejemplo claro. El Hubble lo divisó hace tiempo ya. Pero acá hemos creado algo que se le parece y que ya tiene nombre. No es casual, ni intencional. Es la reproducción de lo más pequeño en lo más grande, lo tremendo y lo improbable sucediéndose a muchos años luz de distancia.

Tenemos testigos lejanos.

Desde la abadía.

Ricardo I.

17 de junio de 2006

tal vez estaré aquí

Mira: por la tarde estaba en el bus, mirando extrañamente unas tiendas a medio vaciar (es sábado de junio, sin lluvia, sin sol), y en la acera de enfrente dos personas, varones de cuarenta a cincuenta años cada cual, se golpeaban y boxeaban, se tironeaban sus ropas, se amenazaban y maldecían, se enrojecían, se volvían a golpear, y las personas de alrededor miraban extrañadas, avergonzadas ajenamente, divertidas algunas, asustadas las menos, y yo solo sentía crecientes deseos de bajar de mi asiento, de vomitar de asco, de gritar que les separaran, que alguien hiciera algo, pero nada pasaba y todo seguía ocurriendo.

Y no bajé y mi bus partió. Y la sensación de asco seguía muy fuerte. Y el nudo en mi estómago trató de amarrarse al paisaje, pero se soltó cuando las cuadras se sucedieron unas a otras.

Escucha: las cosas no tienen por qué ser así, y mientras tanto ahora te sientas agradado o sonriente, mantendremos las mismas condiciones inciertas, produciendo harapos y sin saber si pudimos intervenir mínimamente y para bien en la vida de otra(s) persona(s).

Entonces, cuando vuelva a amanecer, tal vez estaré aquí, cantando las andanzas de personas lejanas. Que se aman (quiera Dios) o que intentan hacerlo (duramente, piadosamente, gravemente, nuevamente).

Desde la abadía.

Ricardo I.

5 de junio de 2006

no podré igualarme a la lluvia

Hoy Alonso abrió sus ojos de nuevo. Hoy Filomena se desesperó con mi mano. Hoy volví a escribir sin prisas ni nostalgias, avivando los meses que se avecinan.

Si me inicio como un relámpago las horas de este día, no podré igualarme a la lluvia. Ella sabe caer con gracia, plenitud anciana, apropiándose de la tierra como si no faltara más que llover. Es así que esta contemplación del ocio me llena tanto, me hace sereno y apetecidamente propio, sin estancar mi brisa en opulencia, porque la magia yace tras cada gota.

(Si llueve la gente se pone a cubierto; si llueve el pasto parece contento...)

Buscando casa, buscando risas, buscando anillos nuevos. Buscando rincones, buscando ausencias para llenar sin domingos antiguos. Buscando encuentros.

Buscando historias sin precio. Buscando revivir de alegorías. Buscando la música que llene más el alma antes que se nos haga de nuevo presente la tarde.

Bien dice el amigo Gonzalo que hay que "musiciar". Veremos que pasa luego.

Desde la Abadía.

Ricardo I.

22 de mayo de 2006

Microbús mayo tardío

Yo no sé si sigo en este oficio de deslindar paredes, de provocar desmanes, de asistir a mis propias experiencias visitadas por cualquier moroso lector. Después de todo, siento muy presente la improbabilidad de que alguien lea inmediatamente todo esto. No buscaré ni tiempos, ni referencias, ni apartados comunes. Ni siquiera procuraré la claridad que, dicho sea de paso, está para aumentar egos y abarrotar bibliotecas.

Sólo citaré hechos prometedores.
Miraste la ventana impaciente. Aire frío. Como retirando la mano para no congelarte de agravios o de recelos. Ahora, y ese es mi dolor, estás allí, lejana, enmascarada, en el asiento grasoso y soñoliento de este invierno inminente con rostro de microbús. Yo no sé verte ni tomarte ni repetirte en mi resto de jornada, pero por cuanto soñemos, será la oportunidad de verte otra vez, sin tocar siquiera las ventanas o mencionándote mentalmente la idea de afirmarte para no caer en el trayecto, como si fuera posible no asirse de la realidad cuando viajamos antes del sol...

Yo quiero ser el mismo que viajaba y miraba y pensaba estos vapores de lectura. Pero en ese instante era sólo la observación. Habitual caso, si se quiere.

Otro día antes de la suerte.

Desde las alturas de mayo y tardío
Ricardo I.

3 de mayo de 2006

Des-esperando y danza

Antes del grito, antes de la expresión pura, antes de mirar por la baranda a los barcos escaparse, antes de que todo irrumpa en un único sonido permanente en los oídos, antes de que las nubes se desplieguen, mirando cómo no hay mal más infalible que el bien inesperado.

(altruista paisaje

mirando la tarde

respirando entre el sombrero)

Rebusco entre tus ojos vacíos. No dices mi nombre para no agobiarme. Rebusco tu expresión helada, y reviso mis propias miradas ante tu desolación. Retorno. Vacío. Danza de vida menos enmascarada que la Luna, para descubrir lo novedoso como si se tratara de un mensaje traído a la luz por mil profetas futuros.


(Mírame sólamente. Cállame antes del beso.

que ahora es baile

pero mañana flores secas y mustias y resecas

para liberarte de mi recuerdo inútil.)

Entonces, para no gritar tu nombre, pospongo las cenizas en medio de tu tiempo. Después de tus sonidos, ya no valen las sonrisas y puedo retornar sin aviso a mi compromiso con tu destino. Retorno a tu amor rojo, a tu sutil rezongo ante mi duda, a tu impregnada sonrisa...

Retomar la danza. Volver al amor. Recurrir a la orilla de un paisaje constelado de obviedades para resumir en el las ideas que permanecen más lejos que una quimera rota. Retomar la danza, digo, porque de ese amor dibujado en el suelo habrá que sembrar lo bello y lo verosímil, sin opinar y abandonando el sosiego.

Ricardo I.

Recordando a Edward Munch

23 de abril de 2006

Santiago no es Chile: ¡Papá, dame permiso para ser independiente!

Quiero puntuar acá un par de hechos que me impulsan a escribir en domingo:

1.- Hace varios meses que circulan en Conce unos afiches y una campaña bastante amplia impulsada por una corporación privada denominada Corbiobío. Su principal lema es "Santiago no es Chile", y llevan tiempo en el tema de la regionalización (21 años). El hecho es que me metí al sitio web y encontré otros links a Federales (uno de sus miembros es Víctor Barrueto, ahora Intendente de Santiago... ¡plop!), a Conarede, a Pro-O'Higgins, etc. Todo eso con miles de personas que buscan de manera (des)interesada aumentar la descentralización en Chile, procurando informar a ciudadanos y sumar instituciones. El alegato no es sólo por dinero, sino también por la representabilidad política que se puede alcanzar al respecto. Su vía de acción principal es demandar a Santiago, el "poder central", que acceda a sus demandas pro-región...

2.- Por estos días se acaba de crear dos regiones más en nuestro país (la numeración quedó un poco loca, pero es entretenido..., además, para qué tan ordenados); y la discusión principal de las primeras horas, entre los medios de comunicación y el Ministro del Interior no tenía que ver con los beneficios prácticos de su creación, sino con ver cómo hacer con los cupos senatoriales. Pero además, saltaron voces pidiendo al Gobierno Central la creación de otras regiones nuevas o de macro-regiones (justamente lo dijo Claudio Lapostól, de Corbiobio...).

3.- Durante esta semana, y coincidiendo (?) con discusiones acerca de la escasez de energía en Chile, se descubre un gran yacimiento de gas natural en Tierra del Fuego. Se cubriría las demandas de toda aquella región, y si hay bastante, tal vez se lleve el recurso a otros lugares del país, según dijo la presidenta. ¿Se llevará energía a Santiago? ¿se llevará a regiones aledañas? Nadie sabe hasta ahora.

Creo que estos puntos comparten como eje central un tema paradójico e irrisorio. Las demandas regionalistas, tal como son formuladas, suenan al grito de un adolescente que le pide a su padre que le dé más independencia. Lo que digo es que un adolescente al "pedirle permiso" no está sino afirmando su problema de dependencia con la figura de autoridad, y que por el contrario, deja de ser adolescente cuando consolida una identidad propia, cuando ya no interesa si el papá da o no permiso, cuando solamente "avisa" que llega o que no llega a casa en la noche, cuando tiene suficiente autonomía para darse cuenta que su padre puede ser un excelente colaborador de su propia adultez.

Yo creo que las regiones aún no hemos encontrado la fórmula para hacer que nuestras demandas de descentralización sean asumidas como desafíos internos, y no como problemas que "el papá Santiago" solucionará para nosotros. Si queremos que se nos respete en nuestra riqueza regional, entonces tenemos que ponernos la camiseta por el territorio, con todo lo que eso implica, y generar la alternativa desde acá mismo, sin esperar que nos satisfagan en nuestras rabietas infantiles.

Y no tengo ganas de hacer propuestas al respecto. Ni un solo planteamiento. No por falta de ideas, sino por el deseo de que cualquier vía de acción surja de la reunión de intereses colectivos y ciudadanos. Dicho en otras palabras: que surja la inquietud en quien lea y se la plantee a un amigo y de ahí salga algo práctico que hacer para no tomar más en cuenta a ese papá ingrato llamado Santiago y que todavía depende de nosotros y de nuestro trabajo...

Desde la abadía

Ricardo I.

10 de abril de 2006

Extrayendo cuentos

Claro. Tuve que sacarlos de su anonimato. Ahí están: trozos de relato, minicuentos casi perdidos, que aún albergo en mis dedos como hijos preclaros de mis tinieblas sobradamente elocuentes.

Ahí están. No necesitan comentarios. "Leyendo a los que leen" y "Antes que el deseo, me prefirió la muerte" son dos escenas de lo probable, de amor tortuoso en impecable ejecución más allá de una cama húmeda o fértil. De lo misterioso que puede ser un cada día o un para siempre.

Una mujer cotidiana que se pierde en un bosque no es la misma mujer urbana que se escurre de la mirada, como queriendo tornarse perversa, pero bien podría ser una ninfa que anuncia la primavera. O que huye del invierno. Veré como me la reinvento.

Desde la manía de este invierno avecinado

Ricardo I.

leyendo a los que leen

(Esto fue imaginado en el departamento de una mujer inmensa y perversa. Leyendo a los que leen, leo el relato de otros acerca de mi caída, aunque ellos jamás supieron ni sabrán lo genuino o encumbrado de su precipicio.)

..., me imaginé compareciendo ante tu empeño,
y me vi envuelto en los pequeños placeres que ello arrastraba.
Decidí (por qué no) escenas anteriores a que me empujaras.

Luego no quise desistir de mi mano en la baranda.
"No te dejaré caer" dijiste lenta y sonriente, mientras giraba
el mareo ya desde mi excitada manera
de rubricar tu departamento.

Tu mano en la cuerda que sostenía mi pie izquierdo
me arrastró un par de centímetros
hasta que llegué a incorporarme y besé tus labios.

Quizá porque era lo único que podría realmente sostenerme.

Ricardo I.

Publicado como mensaje el 14 de Diciembre de 2004 en http://www.leyendo.com.ar

Antes que el deseo

Antes que el deseo... (o cuanto puede mi dolor sin dolor escurrirse entre la sangre inacabable):
A veces rompía con mis dientes.

A veces mordía sin cesar el augurio de tu espejo antes de llegar a verte desnuda. A veces, de tanto en tanto, pretendía no errar antes de de llegar.

Sin embargo, creo haber conquistado el himen, y sin gobierno haber retornado a la locura. Desde ahí fue posible que muriera de ferviente deseo, pero justo al llegar me prefirió la muerte para sí, rotas mis carnes con tu espejo roto.

Ricardo I.

Publicado como mensaje el 15 de Septiembre de 2004 en http://www.leyendo.com.ar

4 de abril de 2006

Dos libertarios...

Bueno. La cosa está en jugar ¿sabes? A veces se portan mejor. A veces, quién diría...

Pero otras tantas veces, bueno sólo hay que decirles "amén". Después de todo, son ellos los que mandan. Son como las palabras: son ellos los que suben y los que bajan, los que escogen el camino y el dueño, el pavo o el pescado. A veces es un largo "Rrrrrrrrrrr..." y otras veces es la total indiferencia.
Entonces, dan ganas de convertirse en uno. Ojalá con todas las de la ley, y salir peludamente a navegar los pastos, los jardines, los entretechos, los tejados, las panderetas que siempre colaboran en establecer rutas alternativas, alfombras majestuosas para tan eternos reyes domésticos.
Hay que concederles la magia de su mirada: nadie mira las cosas como ellos. O quizá, hay que envidiar francamente su elegancia ineludible (por más que lo intenten, se nota de lejos que provienen de familias finísimas y perdidas en la noche de la aristocracia de mayor abolengo...).
Tampoco nadie puede llegar a adivinar qué es lo que les quita el sueño. O qué es lo que se los provoca, tanto y tan intensamente. Pero debe ser la libertad, la verdadera libertad que les recorre, bigote tras bigote, hasta salir a correr tras la vida.

Desde la Abadía

Ricardo I.

PS: El de arriba es Don Nino, el gato inmenso de una mujer inmensa. La otra es la Srta. Filomena, la novedosa felina que inunda con su cola los rincones de mi casa.

31 de marzo de 2006

Ocho segundos y medio

Cuando escribo no lo hago para pontificar. Cuando escribo quiero que alguien discrepe. Cuando escribo no quiero ser leído, sino que lanzo una excusa de conversación. Yo creo sinceramente que en ese ejercicio, hecho en un tiempo de, digamos, ocho segundos y medio, se puede hacer consciencia de cosas importantes o no.

Claro. Porque por ahí me pueden decir "a qué tanta alharaca, tanto reclamo..., escribiendo y criticando, pero te quedas donde mismo..."

¿Qué hago entonces? ¿Me transformo en revolucionario? ¿Me pierdo en la desesperanza de que no hay nada cambiable. Y me respondo: ni lo uno ni lo otro. En ocho segundos y medio alcanzo a pensar que hay opciones intermedias.

Imaginar: alguien se levanta para ir a clases, o va al trabajo, o tiene un día de ocio. Y al pasar, ve alguna planta (una simple mata verde) o un gato cruzando la vereda.

Nada más. Nada menos.

En ocho segundos y medio alguien podría reflexionar acerca de que habitamos con otras especies en este planeta. Pero es poco probable. ¿Y qué tal si le dedicara esos ocho segundos a pensar en eso? ¿Qué tal si uno se pregunta el por qué en la tele no sale que en estos días se lleva a cabo en Brasil una Cumbre de la Biodiversidad? ¿Qué tal si en ocho segundos y medio me pregunto por qué hay tantas especies amenazadas en el mundo con desaparecer (se calculan 76 mil entre plantas y animales)? ¿Qué tal si aprovecho ese lapso para pensar por qué no se puede cumplir la meta de esa misma cumbre de financiar su protección de especies de aquí al 2010?

Eso solamente. En ocho segundos y medio.

Alguien dirá "pero no basta con pensar y meditar y reflexionar..., dónde está la acción". Yo digo que mi acción más comprometida empieza cada día, al informarme. Por ejemplo, a mí me impactó la muerte de los perros en La Moneda, y también me impactó el apaleo de focas en Canadá. Pero SETENTA Y SEIS MIL especies amenazadas con morir por la tala de bosques, la explotación minera, el calentamiento global..., es una información que al tenerla no me puede dejar indiferente.

¿Y qué hago entonces? ¿Cuál es mi propuesta o mi aporte? Personalmente, entiendo que es simple: le enseñaré a mis hijos que la competencia no es una tendencia natural entre las personas, que la vida humana vale tanto como la de una planta o un animal o una estrella o una galaxia, y que este es el único planeta que tenemos.

Pero más cotidianamente, trataré de encarnar eso en el día a día. Intentaré al menos hacer que mis actos sean una obra de arte, destinados a hacer consciencia de que este ancho planeta es un lugar agradable para vivir, y que no hay nada, pero absolutamente nada que sea más relevante que la VIDA así con mayúsculas. La realización de la vida, dure esta por años o por ocho segundos y medio, es la mejor acción posible que invito a construir.

Saludos desde la Abadía

Ricardo I.

29 de marzo de 2006

Caballo de Río


¡Qué difícil es la tarea de sacar mi hipopótamo del pantano! He probado con helicópteros, grúas, dispositivos especilizados para hipopótamos, pero por más que intento, nada de nada, y el hipopótamo sigue donde mismo. A veces me mira con ojos de hambre y yo solamente atino a lanzarle silencios y ramas para que coma. Y entonces, en lo máximo de mi apuro, me rebelo ante la andanada del destino.

Mi gato me observa también, pero no me comprende. "¿Para qué quieres un caballo de río?", me dice al tiempo que mueve su cola (Como él habla griego me traduce casi literalmente todas las palabras que incluyen raíces helénicas). Entonces, yo con mi habitual cara de simio, le digo "¡Tú no entiendes! No sabes nada de cosas imposibles..." Mi gato sonríe, obviamente, y contempla la triste tarde.

Porque no es cosa mía solamente. Imagínate que puede ser peor, me digo, y ser que mi hipopótamo sea pariente de otro hipopótamo perdido por ahí, uno que pertenezca a otra persona. Entonces, la preocupación debería ser proporcional a la cantidad de parientes del hipopótamo. Y mi gato vuelve a sonreír con mis elucubraciones. "¡Mensajeros del cielo! -dice- Ayuden a este experto en el alma..."

Claro. Obviamente, me siento doblemente triste, porque en el alma sólo me queda el pesar de no lograr arrancar con habilidad mi hipopótamo del pantano.

Desde la abadía

Ricardo I.

22 de marzo de 2006

¡Tengo sed!: El Agua en Chile

Hoy día es el Día Internacional del Agua. Claro. Cómo olvidarlo. Entre todos los elementos, el más veloz y fluido y poderoso. El preclaro destello de un par de átomos que, de paso, es lo que más tenemos en nuestro propio cuerpo (entre un 70 y un 90 por ciento, dependiendo de la edad y el género).

"El agua se vendió, y de las cañerías en el desierto he visto terminarse las gotas...", nos decía Neruda en Oda al Aire. Y claro que tiene toda la razón, porque lo que se discute hoy día, en el Foro Mundial del Agua, es si se constituye el vital elemento en Derecho Humano. Por cierto, las almas codiciosas buscan sacarle provecho y mantener el agua potable en manos privadas, mientras que el 22% de la población mundial no tiene acceso a algo que para nosotros, en nuestro Chile, es tan común. Todavía.

Un bien escaso. Paradójico si consideramos que el 75% del planeta es liquido fundamental. El detalle es que no más de un 3% de toda esa masa es apta para beber. Entonces ¿cómo hacemos?

No lo sé. Supongo que las organizaciones ciudadanas tendrán que seguir manifestándose, porque es lo que se requiere. Por ejemplo, la Cuarta Región de nuestro país tiene serios problemas para la obtención de agua, y más encima, el negocio minero sólo arroja contaminantes, cancerígenos y demases.

Y más encima, en nuestro propio sur, con los desagües de las celulosas, el Tribunal Internacional del Agua se pronuncia en contra nuestra...

Bueno. Nuestra preocupación se centra en la maquilladora de la Presidenta, en los goles del fin de semana, en un apostador que muere por consumir alcohol a la velocidad del rayo... Yo, en lugar de tomar pisco y morirme, hubiera preferido tomar agua. Mientras se pueda. Porque así como vamos, la verdadera apuesta será poder encontrar algo de agua que no esté contaminada.

Desde la abadía

Ricardo I.

Someramente

Ahora se viene el cumpleaños de mi hermana. Pronto estaremos con ella, si el trabajo nos deja de morder y nos permite el disfrute de un fin de semana con ella. Pronto le llevaremos fotos de Filomena, le contaremos cómo se le echa de menos por este sur ancho y feraz, y le conversaremos de todo y de nada.
Quién sabe, hasta podríamos saludar a Sofía Elena, la nueva luz en la vida de Susana, y también contarle a ella de cómo es de hermosa la vida.

Desde Thélème

Ricardo I.

8 de marzo de 2006

Navegando el año

Claro. Empiezo a navegar el año. Ahora, de la mano del destino. Mi hermana menor en Viña. Con una gatita nueva que llamamos Filomena. Trabajando en varias cosas y casi en ninguna, buscando posibilidades de hacer clases. Buscando gente que necesite ayuda o un psicólogo, o ambas cosas. Ahora, y desde ahora, con ganas de hacer el ejercicio diario de reflexionar acerca de la vida (aunque esa en realidad es una costumbre vieja, tengo que admitirlo).

Pero por ahora, sólo nostalgia y felicidad por Soledad, allá en el litoral de la Quinta Región, cerca del puerto y de las playas, en medio de un cerro, con su amor y de la mano dibujando su propio camino. Saludos para ti, hermana. Pronto, imágenes exclusivas de los felinos que nos endulzan la vida.

Desde el Sur

Ricardo I.

19 de febrero de 2006

Triste Febrero

Las sequías intelectuales suceden. Las imprecaciones contra la propia improductividad me asaltan por estas semanas: “¿cómo no has escrito nada? ¿cómo es que nada te llama la atención para compartirlo en Planeta Escribano?”. Y no me alcanzo a responder nada. Sólo me alcanza para dormitar.

Entonces, sin mas augurios, veo la tele: las mismas empresas que hacen sus publicidades habituales ahora han remozado contenidos para el verano. En un minuto veo:

- Un par de pechugas.
- Un culo bronceado, y otro culo moreno visto desde lejos.
- Otro par de pechugas.
- Imágenes de artistas decadentes y emergentes combinados, y una canción de fondo que nos pide que vayamos al Festival.
- Un nuevo par de pechugas.

O sea, entre aviso y aviso de los eventos del verano, tenemos softcore nacional. Eso en menos de tres minutos de ver la pantalla.

Y más tarde noticias. Ya he mencionado en algún lugar anterior que ver las noticias de febrero es un verdadero ejercicio de nobleza en Chile. Las causas no las tengo claras, pero un amigo periodista me comenta que sus colegas en televisión, a la hora de hacer la pauta, reciben órdenes del tipo “¡anda a inventarte una nota, y ojalá sean cinco minutos...!”. Menos mal que ha habido marejadas, fraude electoral en Haití e invierno boliviano, porque de lo contrario los amigos periodistas se aburrirían de modo espantoso.

Entonces, mejor leer. “Orgullo y Prejuicio”, de Jane Austen. Ojalá termine el libro antes de que llegue la película, noticia que me echó a perder la calma que me había deparado encontrar el volumen en el estante de mi polola. Pero sé que valdrá la pena. En estos días de imágenes desechables por la tele, volcarse a las páginas de cualquier libro o revista puede reactivar un cerebro a medio fundir. Tal vez, con un poco de suerte, llueve un poco en mi intelecto, y acabo siendo más feraz en mis publicaciones. Quiera Dios.

Desde el insomnio.

Ricardo I.

16 de febrero de 2006

Preparativos...

Se viene la boda de mi hermana menor. Hay trajes, vestidos, corbatas, desfiles de regalos. Pero además, embalajes de cajas, llamadas, traslado de cosas, porque como el dicho "quien se casa, casa quiere", mi hermana se va al norte, a Viña, a vivir y establecerse. A seguir estudiando, además.

Estamos todos locos.

Yo personalmente me entiendo bien con todo este ajetreo. Luego de que todo ocurra, mis propios preparativos son para vacacionar. Y claro, no podría ir solo, sino con mi amiga y más que amiga. Con Valentina, a caminar y explorar un camino nuevo. Ella, mi novia hace muy poco, también se prepara para salir y andar por parajes que nos inviten a la quietud y a la belleza. Que de volver sobre nosotros mismos nos hartamos, y decidimos navegar libres y nuevos y agradecidos por la vida que se viene.

Estamos todos locos.

Saludos de madrugada y desde temprano y de tarde.

Ricardo I.

17 de enero de 2006

Espermatozoides, “Realitys” y Economía Social de Mercado.

Imaginemos un medio con un pH favorable por el cual se corre una maratón, y en donde cada participante comparte con sus colegas un mismo objetivo: llegar a la meta, cumplir su lugar en la vida, fecundar. Esto es poco más o menos lo que nos narran en las clases de biología acerca del origen de la vida de cada quien. Hace poco, usando esta imagen, un comercial promocionaba: “desde tu nacimiento, la vida es una competencia”.

Considero que esa es una explicación posible y plausible, pero carece de imaginatividad. Volvamos a pensar en esta masa de espermatozoides que, a una velocidad increíble se desplazan moviendo sus colitas para alcanzar el óvulo. ¿A ellos les importará que llegue a destino “el más mejor”? ¿O estarán esperando a que llegue “el más veloz”? ¿O el más ágil? ¿O el más fuerte?

Aquí yo me pregunto qué pasaría si dejáramos al espermatozoide que llega a destino, o sea, al “mejor preparado”, corriendo su carrera solo. ¿Llegaría también, así no más, sin compañía? Yo tengo la sospecha que no. A mí me da la impresión de que se requiere el desplazamiento en grupo para que entre ellos (los espermios) se den impulso mutuamente, como las ocas cuando aletean en escuadra para darse estabilidad entre sí, y también se me ocurre que es necesario que algunos de ellos vayan “al sacrificio”, envolviendo y protegiendo a los que van al medio de la masa, colaborando entre sí.

Entonces, el panorama de la competencia inicial cambiaría. Seríamos, cada uno de nosotros, el fruto de una intensa colaboración entre células que buscan completar una tarea común. No sería una maratón, sería un recorrido basado en la asunción de que cada cual, siendo único, colabora en el cumplimiento de un logro común: la generación de la vida.

Suena romántico pensar que por naturaleza estamos dados a la colaboración, o tal vez suena muy ingenuo. A mí me parece que se trata un hecho evidente. Un ejemplo que se me ocurre es el de aquellos hitos mediáticos llamados “reality”.

Un “reality” es, por definición, una competencia. Quien asiste a un “reality” sabe de antemano que habrá un ganador, y que los demás, contrato más contrato menos, son los perdedores de la competencia. Ahora bien. Si en nuestra naturaleza fuéramos competitivos, en los “reality” no habría conflictos, ni peleas, ni complots, ni llantos, ni cahuines, ni discusiones. Todos se orientarían a competir, sin consideraciones acerca de quien les cae mejor o peor, o quien les traicionó o no, etcétera.

Pero la gracia de estos programas radica justamente en lo contrario: vemos una tendencia a generar relaciones afectivas que choca con el encuadre de competición. ¿Por qué? Porque los participantes están cotidianamente compartiendo. Ahí está la trampa, porque al tener que compartir lo de todos los días es casi inevitable que aparezca nuestra tendencia a la colaboración. Y esa confrontación, vista en pantalla y en todos los parásitos de la televisión (me refiero a los diarios sanguijuelas que buscan noticia en la televisión) genera millones de metálico dinero.

Pero obviamente, esos millones no son para todo el mundo. Claro que hay dinero para los ganadores, y ganan además quienes por la breve fama adquirida, luego son contratados como efímeros comentaristas, pero eso no viene al caso. Quienes verdaderamente ganan son las empresas auspiciadoras y los canales de televisión. En fin, ganan las corporaciones, las organizaciones que, gracias al modelo económico, son capaces de multiplicar sus capitales.

Que quede claro que no hago juicio de valor en ello. Con qué derecho podría yo criticar esa religión llamada “Economía Social de Mercado”. Lo que sí me llama la atención es que el nombre de esta denominación de fe sea tan contradictorio. ¿Como puede una economía ser “social” y al mismo tiempo “de mercado”? Por un lado, es un sistema en donde todos colaboran para que todos salgan beneficiados. Por eso se le llama “social”. Sin embargo, y aquí está la paradoja, es “de mercado”, o sea, se aplica la lógica de la libre competencia. Es decir, damas y caballeros, amigas y amigos, vivimos en un gran reality, en donde nuestras buenas intenciones porque todos mejoren su estatus y calidad de vida se ven confrontadas con la ferocidad del afán de pervivencia del “más mejor”, o lo que es igual, la filosofía del más fuerte, el “mejor” de nuestros iguales en cuanto a competitividad, el que aprovecha mejor las oportunidades del mercado...

Me pregunto humilde y sinceramente, que pasaría si a ese librecompetidor, tan superior al resto de sus iguales, lo dejáramos tan solo como a un espermatozoide huacho ¿lograría aportar y generar vida? ¿Será fecundo? O siendo francamente romántico e ingenuo ¿aprenderá a amar a otro que no sea él mismo?

Ricardo I.

Rabia

Tengo rabia. Tengo la rabia larga y la alegría del comienzo. Y lloro de ver a mi padre temer y de ver a mi madre entrever. Porque la rab...