26 de mayo de 2013

Beso y latido

Dejé que la tarde, nublada y en lentitud, quisiera compararse con el mediodía de sol que besó mis latidos. Reconocí el camino y el momento, y dejé que la nueva forma de entender las palabras me tornara a la calma. Y por supuesto, la tarde no supo repetirse.
(Atesoré entonces la noción de los labios, la tibieza, el rubor, la piel más allá de la piel, la promesa y la sonrisa, y la compulsión a reverberar en el tiempo anhelando los saltos al vacío).
Preví la noche sin impulso y sin prisas, y las horas a oscuras.
Sea entonces la lejanía y los misterios.

Ricardo I.

8 de mayo de 2013

Mire donde mire

Furioso de ver caer las horas, pretendí el sosiego. Pero el deseo se multiplicó lento y sin demora. Fue así tan solo y se repitió en la melodía.
Mire donde mire.

Ricardo I.

Rabia

Tengo rabia. Tengo la rabia larga y la alegría del comienzo. Y lloro de ver a mi padre temer y de ver a mi madre entrever. Porque la rab...