Si el río corre, no podemos dejarlo correr. Si la consciencia fluye, nos es imperiosa la interrupción. Si la vida da un vuelco, no queremos abandonarnos al asombro.
Y ahí está el origen de la enajenación.
Una antigua maestra vino a horadar mi memoria con simpleza, con palabra certera, con gesto mínimo. Y así, con poco más que sus palabras (un fervor total en el tono de voz, reflejando una vida hecha de tesón y ternura), terminó por recordarme lo que soy.
Soy ese hombre inacabado de música, ávido de asombro, de tenaz persistencia en sus errores. Aparezco lento y con falta tremenda de agilidad. Digo más de lo necesario, y callo también demasiado. Y soy por sobre todo ese niño de escuchar atento, de inquietud permanente, lector y enfermizo, protagonista casual de escenarios, empecinado en prolongar la memoria.
El viernes todo se hizo de golpe y de nuevo en mi cabeza: el discurso cadencioso de Jorge repartiendo inteligencia, la mirada de su pequeñísima y blonda hija Diana, la calma en las palabras de María. Desde la mitad del mundo vino hace casi 25 años a conocer nuestra patria y nuestros andares. Y en aquel entonces nosotros sólo éramos un grupo de lectores que se unían en lo oscuro y clandestino, buscando hablar y cantar en plena Dictadura. En ese entonces todo era rumores y desorden, los papeles y las horas no alcanzaban para entretejer todas las historias (de los que se habían borrado y de los que aún desaparecían, de los que volvían, de los que buscaban volver), y nuestros pensamientos aún estaban amarrados a la esperanza.
Y por estos tiempos en que abunda en mi espíritu la decepción y la tristeza, volvió a aparecer aquello propio. Me comprendí otra vez en mi discurso y en mi forma de contar la historia: no podemos interrumpir al planeta, pero es nuestro deber revolucionar su curso para que siga fluyendo y para que no se estanque la vida. Ahora me recuerdo tal cual en eso mismo, y las cosas que hago/no-hago y que digo/no-digo recobran ese antiguo nuevo sentido.
Es complejamente simple: la memoria no reside en las circunvoluciones del cerebro, sino en las revoluciones del alma. Allí donde nace un recuerdo, nace una consciencia más amplia y más plena y, por tanto, se da un paso más hacia la libertad.
Ricardo I.
PS: María del Carmen Garcés, escritora y poeta ecuatoriana, nos presentó el 13 de Mayo su texto "Conversaciones con Pombo", el más reciente en su investigación de 25 años en torno a la guerrilla del Che Guevara en Bolivia. Su pareja, el argentino Jorge Orduna, es autor del libro "Ecofascismo".
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