
(altruista paisaje
mirando la tarde
respirando entre el sombrero)
Rebusco entre tus ojos vacíos. No dices mi nombre para no agobiarme. Rebusco tu expresión helada, y reviso mis propias miradas ante tu desolación. Retorno. Vacío. Danza de vida menos enmascarada que la Luna, para descubrir lo novedoso como si se tratara de un mensaje traído a la luz por mil profetas futuros.

(Mírame sólamente. Cállame antes del beso.
que ahora es baile
pero mañana flores secas y mustias y resecas
para liberarte de mi recuerdo inútil.)
Entonces, para no gritar tu nombre, pospongo las cenizas en medio de tu tiempo. Después de tus sonidos, ya no valen las sonrisas y puedo retornar sin aviso a mi compromiso con tu destino. Retorno a tu amor rojo, a tu sutil rezongo ante mi duda, a tu impregnada sonrisa...

Retomar la danza. Volver al amor. Recurrir a la orilla de un paisaje constelado de obviedades para resumir en el las ideas que permanecen más lejos que una quimera rota. Retomar la danza, digo, porque de ese amor dibujado en el suelo habrá que sembrar lo bello y lo verosímil, sin opinar y abandonando el sosiego.
Ricardo I.
Recordando a Edward Munch
Muy sintonizado a lo que esta viviendo en este momento. Felicitaciones,
ResponderEliminarte deseo lo mejor en este bello camino que emprendes. Son pocas las veces en la vida en que uno apuesta tanto por el destino.
Saludos y abrazos fraternos