5 de junio de 2006

no podré igualarme a la lluvia

Hoy Alonso abrió sus ojos de nuevo. Hoy Filomena se desesperó con mi mano. Hoy volví a escribir sin prisas ni nostalgias, avivando los meses que se avecinan.

Si me inicio como un relámpago las horas de este día, no podré igualarme a la lluvia. Ella sabe caer con gracia, plenitud anciana, apropiándose de la tierra como si no faltara más que llover. Es así que esta contemplación del ocio me llena tanto, me hace sereno y apetecidamente propio, sin estancar mi brisa en opulencia, porque la magia yace tras cada gota.

(Si llueve la gente se pone a cubierto; si llueve el pasto parece contento...)

Buscando casa, buscando risas, buscando anillos nuevos. Buscando rincones, buscando ausencias para llenar sin domingos antiguos. Buscando encuentros.

Buscando historias sin precio. Buscando revivir de alegorías. Buscando la música que llene más el alma antes que se nos haga de nuevo presente la tarde.

Bien dice el amigo Gonzalo que hay que "musiciar". Veremos que pasa luego.

Desde la Abadía.

Ricardo I.

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