30 de mayo de 2005

La semana se cubrió de flores, y nos desgastamos en la idea de no revolver las fugaces paradojas. Mi país se llenó de candidatos, y luego se borró de ciudadanos. Algunos rayan, otros no. Yo mientras disfruto viendo caer la lluvia. Otros sufren en tomas de terreno o campamentos viendo que el clima les trata duro. Y sobreviven. A veces no.

Me cubro la cara. Perdono un instante de fugaz pesimismo ante la visión de las noticias. Pero luego reabro mi camino de truenos: que tengamos esperanza, me digo, sabiendo que por más o menos ideologías nadie se detendrá, y que las personas de muchos lados del mundo seguirán cantando, riendo, llorando, soñando, haciendo el amor, desengañándose de un beso, perdonándose con un abrazo.

Mañana empieza de nuevo la rueda.

Saludos con calor para pasar el frío.

Ricardo I.

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