Cuando las artes se congregan, la línea de la expresión resurge como agua cristalina. En estos días, me he cansado de expresiones, y hasta he sentido el ansia de que la comunión entre teatro y música sea más fértil o más fácil de lo que ha sido hasta acá. Supongo que es el punto en que las energías parecen abandonarnos, y el alma se me funde demasiado con la creación de que participo.
Este es uno de esos momentos en que el arte nos roba la calma. Pero nos dejamos robar, sin dudarlo demasiado.
Desde el teatro y la música
Ricardo I.
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