30 de septiembre de 2005

"Wristbands", las pulseras filantrópicas.

Trabajé durante un año en una organización no gubernamental cuyos objetivos sociales me siguen identificando. Vi de cerca situaciones relacionadas con la pobreza, y vi personas sentirse tocadas por esta multiplicidad de realidades de vida que están justo ahí, a la vuelta de nuestras propias experiencias cotidianas.

Esa organización decidió lanzar durante este 2005 una campaña emparentada con otras tantas ya vistas en Europa y en Norteamérica por su signo más visible: la pulsera. Se trata de una banda de silicona, de un color llamativo que se puede usar en la muñeca, y de ahí el nombre "wristband" con que se conoce en el extranjero. La primera iniciativa de este tipo ("adquiere tu pulsera para ayudar a...") la lanzó el famoso deportista Lance Armstrong, quien recibió una importante donación de Nike consistente en miles de pulseras cuya venta sería canalizada a la fundación Livestrong creada por el mismísimo Lance para la lucha contra el cáncer. La idea terminó siendo un éxito total de ventas y de uso de la pulsera.

Otras organizaciones europeas decidieron que un concepto tan novedoso y fértil en términos monetarios debía ser copiado. Y así nació la pulsera antiracismo, promovida especialmente por deportistas europeos de distintas disciplinas. Y de nuevo el éxito de ventas y la masividad de uso de los artefactos.

Desde ahí en adelante, otras pulseras han salido al mercado. Varias. De distintos colores. Distintas causas. Todas humanitarias y sociales. Y para algunos, parece que son demasiadas.

Porque la idea original es buena: tu usas una pulsera, demuestras tu compromiso con un objetivo altruista y loable, y así la idea se propaga indirectamente a otras personas. Una propagación muy "de boca en boca". Y por lo mismo, muy efectiva. Pero el punto está en que las pulseras son muy "deseables" socialmente hablando. Nadie (o muy poca gente) usaría una pulsera a favor del racismo por ejemplo, o nadie (poquísima gente) llevaría una a favor de la pobreza. Entonces la crítica se centra en que existe, por una lado, una moda de parecer más comprometido, y por otro, de parecer mejor persona. Y más aún, se termina usando la pulsera como un calmante de consciencia ante temas que a veces requieren mayor participación o compromiso.

Creo que puede ser un buen comienzo usar una pulsera, sabiendo que no es el dinero del costo de la pulsera el que basta para ayudar a las instituciones que las promueven. Así, antes de que nuestro país viva esto como una moda, podría llegar a vivirlo como una actitud sincera de participación social.

Ricardo I.

[Post Scriptum de Septiembre: Este breve comentario fue escrito antes (mayo a junio) de que una conocida multitienda lanzara una amplia variedad de pulseras para ayudar a distintas instituciones. Parece que la moda empezó a carcomer el tema, pero no hay delito en esto. Ojalá tras las pulseras haya manos ayudando y trabajando directamente, y corazones honestamente comprometidos.]


A continuación, una lista de links relacionados con el tema de las pulseras:

The Lance Armstrong Foundation "Livestrong" (pulsera amarilla).

The Anti-Racism wristband, pulsera anti-racismo (pulseras blanca y negra).

En EEUU existe además la Anti-Bullying wristband, o pulsera contra el abuso de niños (pulsera celeste).

La pulsera contra el SIDA, versión Argentina (pulsera roja).

La pulsera contra la Pobreza en Chile, de Un Techo para Chile, pro-erradicación de los campamentos (pulsera naranja).

La campaña "A pulso", la segunda iniciativa relacionada con pulseras en Chile, con la novedad de ser multi institucional, implicando a Bomberos de Chile, Fundación Las Rosas, UNICEF Chile, María Ayuda, Aldeas Infantiles SOS y Fundación Arturo López Pérez (pulseras de diversos colores de acuerdo a cada institución).

Pulsera Anti-Pobreza de la Campaña Make Poverty History, 2005 (pulsera blanca).

Una noticia preocupante y paradójica: para hacer la pulsera blanca Anti-Pobreza, contratan a trabajadores chinos bajo condiciones inhumanas.

Un artículo en contra de las pulseras, promoviendo irónicamente la Antiwristband wristband.

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