
Ahí están. No necesitan comentarios. "Leyendo a los que leen" y "Antes que el deseo, me prefirió la muerte" son dos escenas de lo probable, de amor tortuoso en impecable ejecución más allá de una cama húmeda o fértil. De lo misterioso que puede ser un cada día o un para siempre.
Una mujer cotidiana que se pierde en un bosque no es la misma mujer urbana que se escurre de la mirada, como queriendo tornarse perversa, pero bien podría ser una ninfa que anuncia la primavera. O que huye del invierno. Veré como me la reinvento.
Desde la manía de este invierno avecinado
Ricardo I.
No hay comentarios:
Publicar un comentario