2 de noviembre de 2005

A un gato

"No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.

Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.

Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño."

Jorge Luis Borges

El nuevo compañero-gato-de-camino se llama Alonso. Está recién salvado de las fauces de cuatro perros que no hicieron más que revelar su condición de sobreviviente. Pero ahora está feliz. Ya duerme a destajo y ya contempla las cosas que nosotros los humanos jamás habremos de mirar.

Gracias por esta bendición, a Susana y a Mariela.

Desde los bigotes rotos

Ricardo I.

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