23 de septiembre de 2005

Estas horas

Cuando miro el inicio del día, me doy cuenta que todo comenzó antes, en los sueños, y puedo transformar este camino en una certeza.

La secuencia es simple: abro los ojos, y segundos después suena el despertador, lo apago, me prometo cinco minutos que se transforman en siete, y decido poner un pie fuera de la cama...

(En ese instante recapitulo todo lo soñado, y sonrío ante mi emborrachada forma de pararme y anhelo el agua tibia de la ducha).

Camino a la ducha me sorprende la agenda mental, las cosas del día: recordar, trabajo, recordar, almuerzo, recordar, música, recordar, música, recordar...

Pero nada sucede todavía. El día sigue ahí, a punto de comenzar.

Desde estas horas

Ricardo I.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Rabia

Tengo rabia. Tengo la rabia larga y la alegría del comienzo. Y lloro de ver a mi padre temer y de ver a mi madre entrever. Porque la rab...