Con las vivencias a cuestas vivo, pobre mortal, desperdigando reciclajes en estos días tan llenos de contradicciones. Tenía que revivir la ilusión de correr por el bosque antes de liberar mi corazón en la profundidad de los oídos sabios.
Leen los que saben y los que no. Abren los ojos los dementes y los que quieren dar razón. Anteponen deseos los recientes, y los más antiguos..., sabe Dios. Pero hoy, con la impresión del amor atenuada por la contradicción, entonces se hace más valioso besar el alma, regar los prados, inventar las locuras nuevas y revisitar ciudades en la convicción de una esperanza.
Voy a escribir los cuentos que nunca pude porque me faltaba preclaridad o argucia. Mi voluntad de desarraigo y tinieblas me invoca para retornar a un canto claro, directo, silenciosamente honesto.
Encenderé mi mano para escribir sobre todo lo que canta.
De sentimientos vestido
Ricardo I.
16 de julio de 2005
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