¿Qué puedo decir, desde mi humilde opinión de ciudadano, acerca de esos "locos" que hablan de unos y ceros, de Linux, de Blogs, de RSS, de XML, de pantallas y procesadores?
¿Qué puedo pensar después de ver tanta gente afanosa en generar y generar software sin costo, perfeccionado a la medida de los usuarios, interesados en poder leer absolutamente todo lo que llegue a sus manos (porque después de todo, lo que vemos en pantalla son solo líneas y líneas de programación), y que pretenden libertar a los códigos, para que nunca haya información exclusiva para los que tienen dinero o poder?
Por ahora, creo que no tengo nada que decir. Sólo que hay que informarse. Que no es un tema sólo de computines o ñoños, sino que afecta a toda la sociedad, dada la dependencia cada vez mayor que tenemos de los sistemas globales de información. Que ellos (secretamente para algunos y públicamente para otros) han logrado generar un movimiento sin líderes y sin esperar la acción de un padre protector. Simplemente, en lugar de luchar contra las grandes corporaciones, decidieron volverse y empezar a colaborar entre sí. "Somos muchos -se dijeron-, y podemos hacer lo que ya sabemos".
Hoy el software libre tiene cada vez más adherentes. Innumerables, quizá.
Sólo me gustaría agregar acá que Chile dio un paso para la alfabetización digital, con el lanzamiento de la campaña "Mi primer PC". El presidente se manifestó muy contento por esta iniciativa, que promete abaratar los costos de acceso a estas maquinitas que estamos ocupando (yo para escribir, tú para leer).
Y existe un grupo de "locos" que hace una campaña, apasionante y propositiva, por mejorar lo que está haciendo el gobierno. Aunque no relacionada directamente con el software libre, "Mi primer PC, ¡pero de verdad!" pretende mejorar el programa gubernamental para que realmente tenga rostro de Programa Social, tal como ya ha sido posible hacerlo en India y en otros muchos países con campañas similares.
Todos tenemos la opción de mantenernos informados. Nadie puede renunciar a ello. Porque viene en nuestra naturaleza (o mejor dicho, en nuestro código genético), y porque a fin de cuentas es un derecho (como en ese otro molesto código que llaman Declaración Universal de los Derechos Humanos).
[...] Y para finalizar, tardíamente vengo a leer el blog de Montserrat Nicolás, hablando del marco general que han dibujado las transnacionales en el mundo de los Derechos de Autor, y lo que debemos atender aquellos que aún creemos en la libertad para los códigos. [...]
ResponderEliminar